Epílogo - (Antoine Devine, 1826).

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«Definitivamente esta era la vida que nos habían prohibido vivir»

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«Definitivamente esta era la vida que nos habían prohibido vivir»

Mi corazón está hinchado de felicidad de saber que por fin estoy con la mujer que siempre amé y que siempre quise tener como esposa, aún más al recordar que ya es totalmente mía y lleva consigo ¡un heredero!

Un hijo mío, un hogar, una familia. Esta mujer me ha dado todo esto y doy gracias a Dios por permitírnoslo.

Después de ese día tan espantoso, lady Farell ha sido repudiada por todos en el pueblo, lo último que sabemos de ella es que volvió de nuevo a sus andanzas en los burdeles solo que ahora con la reputación que se ganó no le alcanza ni siquiera para estar en un buen cabaret, sino en lo peor de los burdeles de York. A veces sigue insistiendo en ver a mi padre, pero no puede pasar si quiera de las rejas de la mansión.

Lord Hugh fue repudiado de igual forma, sus bienes y materiales nadie se las puede quitar y a pesar de que sobrevivió a mis golpes, alcanzó para que su rostro no tuviera el aspecto calmo y atractivo que solía aparentar. Huyó y no sabemos hacia dónde, pero es posible que ya no se encuentre en York.

Lord Bridge no sobrevivió al disparo de mi padre, falleció dos días después en cama de recuperación, sin nadie a su lado, su amargura y arrogancia le alcanzó aun para estar así los últimos días de su vida.

Mi padre, gracias a Dios si lo hizo y con el tiempo no tan solo curó su brazo sino también su corazón. La compañía de la señora Banks le ha ayudado en eso, tal como le fue la ayuda de ella una vez tiempo atrás. Ahora se pasan días enteros juntos y nuestra familia está contenta con eso, sabemos que ellos dos se hacen un bien mutuo.

Ahora estoy visitando el lote que compraré para vivir con mi esposa que está en estado de embarazo, queda al sur, no lejos de los demás hogares familiares y ella está feliz con la idea de poder remodelar los alrededores y llenar los jardines de flores y cultivos.

El divorcio es causal de repudio en nuestra sociedad, pero afortunadamente todo el pueblo fue testigo de los actos de lord Hugh, por ende, no la culpan de nada y es un ejemplo de valentía para muchas damas que con el pasar del tiempo se dieron cuenta que sufría maltratos por parte de su esposo, ahora para la mayoría, el hombre les debe guardar un temido respeto y el primero en demostrar síntomas de abusivo, es descartado. ¡Mi mujer es una inspiración para muchas, que alegría!

–Creo que este sería un buen espacio para poner un piano –sonríe y se le ilumina el rostro– o, el caballete... ¡Oh sí! Esos dos quedarían maravillosos en este lugar, querido.

Sonrío hacia ella, la luz del sol iluminándola en plenitud, se ve en paz consigo misma y la belleza maternal la vuelve más cautivadora. Me acerco por detrás y la abrazo.

–Sería un honor para tu esposo escucharte cantar y tocar el piano todas las veces que quieras –le digo al oído.

Ella ríe y se voltea, la pequeña barriga nos aleja un poco a ambos y no puedo hacer más que mirarla con ternura.

–Será un placer tocar para mi esposo... –dice.

Acerco mi boca a la suya y le doy un delicado beso, demostrándole así, lo mucho que es para mí, lo mucho que la amo y cuan agradecido estoy con Dios por tenerla a mi lado ahora. Me separo por un momento.

–¿Y solo será un placer tocar el piano...o algo más mocosa?

o algo más mocosa?

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