40. Te quiero

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Xian


Leo su mensaje:

Tenía un plan, Xian.

Siempre he tenido uno desde que cumplí 14.

El primer día que desperté después del accidente de mis padres, no sabía qué hacer. Él me hacía el desayuno y ella me llevaba a la escuela. Él marcaba con rotulador rojo los días que tenía que ir al dentista y ella con azul los cumpleaños de los familiares para no olvidarlos. Ellos sabían sacar una mancha de aceite de un par de jeans, tenían comida enlatada extra por si se descomponía el refrigerador y conocían las palabras exactas para hacerme sentir segura. Sabían cómo cambiarle una rueda al coche y dónde estaban los calcetines que yo juraba que no tenían par.

Fui un desastre sin ellos.

Y, también gracias a ellos, dejé de serlo.

Tal vez fui demasiado lejos. Puede que me haya llenado de expectativas y metas inalcanzables, pero fui feliz tratando de alcanzarlas.

Nuestra boda fue uno de esos planes que sufrió unas cuantas modificaciones.

«¿Quién me entregará en el altar si papá no está? ¿Quién llorará por primera vez al verme en un vestido si voy a la tienda sin mamá? ¿Debería casarme sabiendo que, aunque será de los mejores días, puede que también de los peores porque miraré alrededor y no veré a casi nadie de mi familia ahí porque eran todo lo que tenía?»

Me propusiste matrimonio hace más de año. Ya deberíamos estar casados a esta altura, pero dijiste que lo haríamos a mi ritmo y te lo agradecí, porque de todos las cosas que planeé, esta es la que más me asusta.

Mis padres no tenían planes respecto a mi corazón. Estoy segura de que solo me habrían dicho que lo siguiera a cualquier parte, pero sin darse cuenta, idearon uno: estar con ellos 14 años fue ser testigo de cuánto se amaban, y cuando fallecieron supe que quería lo mismo. Anhelaba que me quisieran como ellos se querían, y también algún día que otros fueran testigos de eso y lo anhelaran también, pero el amor está lejos de poder ser planeado. Tú fuiste lo que no se planeó y la boda lo que sí. Conseguí el balance perfecto entre dejar ser y trazar un boceto de lo que se quiere, pero estos últimos meses algo cambió.

Me pregunté si casarte conmigo te haría infeliz.

Estabas lejos aunque estuviéramos cerca. No me contabas mucho. Estaba perdiendo tu confianza y no sabía por qué. El plan se estaba cayendo a pedazos justo cuando tuve la valentía de llevarlo a cabo. Cuando me preguntaste si te era infiel, fui honesta. No te dije de Tasha por las complicaciones que te traería con Preswen y a ella Wells, pero de saber qué tan profunda era tu inseguridad y que esto nos arruinaría, admito que hubiera sido egoísta. No me hubieran importado los sueños ajenos ni los mejores amigos.

No pretendo que entiendas lo que significa Wells para mí. Sé que no has tenido la oportunidad de tener un mejor amigo, pero confía en mí cuando te digo que eso conlleva amar al otro tan fuerte como creo que debe ser amar a un hermano.

De no tener a tus padres, tendrías a tus hermanas en la boda.

De no tener a mis padres, yo tendría a Wells.

El elevador de Central ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora