Sexto intento: 20 años.

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Joaquín charla con su madre que tiene una pañoleta cubriendo su cabeza. No se ha despegado ningún segundo de ella, al igual que sus hermanos quienes rodean la cama acariciando sus manos y piernas sobre las sábanas del hospital. Ríen entre diferentes tipos de flores, mientras que recuerdan cosas y continúan con las usuales bromas.

-Este gato estúpido destruyó todo mi jardín con su orina tóxica. Sentí tanta satisfacción cuando debimos enterrarlo, pero luego acabó cuando noté que destruiría una vez más el jardín.

-¡Y Whisky lo desenterró y lo llevó a la cama de Joaquín porque lo amaba! -recuerda Renata soltando una carcajada que invadió la habitación.

-Y mamá estaba haciendo las compras y Joaquín estaba sólo jugando con Emilio...

-¡Emilio golpeaba con un palo a Joaquín para que bajara del árbol mientras que él estaba recostado para que no cayera y se hiciera daño! -chilla soltando una carcajada Liz y sus hijo ríen, al igual que su esposo.

-¡Tenía gusanos! ¡Era asqueroso! -se excusa el castaño mediano entre carcajadas.

-¿Interrumpo algo? -una presencia más se une a la reunión de la familia Bondoni-Gress en el hospital y todos voltean. Emilio estaba en la puerta, apoyado en esta cómodamente. La familia lo invita a pasar pero niega -Creo que es hora de irnos con Joaquín. Fue un viaje largo y necesita descansar, aún no recibe el alta completa de su operación.

Mientras la familia asiente y comprende, el hombre menor de los Bondoni rueda sus ojos mientras se pone de pie y toma su cabello largo para realizarse una coleta. Su madre lo ve atenta desde la camilla y él se acerca hasta ella con una sonrisa.

-Me alegra que estés bien, cariño -murmura Liz acariciando el rostro ajeno. Joaquín sonríe y presiona su mano en la de su madre, sobre su mejilla, deteniendo las caricias.

-Me alegra verte, mami -susurra el castaño con voz dulce, para luego besar su frente. Al parecer todos ya se marcharían por el término del horario de visitas.

Cuando la familia comenzó a salir, Emilio decidió despedirse al último, sólo porque no quería involucrarse en el momento tan íntimo, aunque todos lo consideraban un hermano más o un hijo.

-Me alegra mucho verte, Liz -besa su frente en forma de despedida el joven de rizos, ella asiente.

-Me alegra mucho que sigas cuidando a Joaquín. Continúa así, por favor...

Y el tono de voz de Liz alertó a Emilio, quien comprendió el mensaje con sus ojos cristalinos, entrelazando sus dedos con los de ella.

-Seguiré cuidándolo como siempre. Soy su mejor amigo, lo protegeré incluso del dolor que vendrá -consuela el jóven y la mujer asiente.

-Ambos sabemos que necesitará mucho más que a un mejor amigo cuando esto termine...


...


-¿En serio dormirás aquí? ¿Y tu mamá? Supongo que te extraña Emilio, has estado en Monterrey cuidándome desde hace 4 meses -comenta Joaquín mientras ve como su mejor amigo comienza a recostarse en la cama que compartieron muchas veces. El pelinegro intenta ocultar su inquietud y se encoge de hombros, siendo un cobarde que no mantiene un contacto visual con Joaquín.

-Mamá se deshizo de mi cuarto y el sofá está horrible, así que me tendrás aquí por hoy -se excusa -Ahora duerme que viajamos en avión y estabas incómodo...

-Emilio, me operaron desde hace 4 meses, estoy bien, en serio -frunce su ceño el castaño, acurrucándose, dándole la espalda a su mejor amigo -Detente con tu manía de cuidarme hasta del roce de una mosca. No me voy a quebrar.

KISSES 「emiliaco」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora