Décimotercer intento: 22 años.

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—Me aburren los hombres —comentó Joaquín, bostezando mientras estiraba sus brazos ante sus músculos tensos.

Acababan de salir del streap-club y Mateo aún tenía sus ojos cubiertos con sus manos.

—Eso no lo decías adentro cuando te bailaban con sus penes disfrazados de elefantes y ratones, para nada  —respondió Mateo, quitando sus manos para que una serie de escalofríos lo atacaran.

—¿También es una especia de deber tuyo atacarme por mis elecciones de pasatiempo en el limbo? —Mateo iba a responder el ataque de Joaquín, cuando este elevó su mano para impedírselo —Lo que sea. En esta ocasión fue aburrido, por lo mismo estuvimos tan poco tiempo dentro.

Mateo iba a responderle a Joaquín, cuando se detuvo y una extraña molestia atacó su nariz, provocando que estornudara con fuerza.

—¡ACHÚ...!

Pero una voz tras él, continuó.

—¡CHÚPAMELA!

Mateo se volteó frotando su nariz, sintiendo la molestia peluda en sus piernas. No tuvo necesidad de inclinarse para comprobar que era el maldito de Misifus, y que por supuesto, quien se había burlado de su estornudo, era su compañero laboral.

—Están enojados contigo, el Supremo y Daddy Satán... —canturreó un hombre de cabello rubio, Joaquín estaba casi seguro de que era tinte, Mateo se acercó, al igual que el castaño.

—¿Qué hice ahora? —se lamentó el guía. Joaquín se puso al lado de Mateo en forma de apoyo moral.

—La tercera es la vencida dicen las malas lenguas... y ambos creen que tu función como guardián es lograr que en el limbo los mortales elijan la muerte o que continúen con sus vidas, pero ante las constantes visitas tuyas con tu cliente, a este streap-club, son percibidas por ellos como una especie de incentivo para volver a morirse.

—Eso mismo le comentaba a Mateo, que estoy aburrido de los hombres, por eso estuvimos poco tiempo adentro en esta ocasión.

—Joaquín —el hombre desconocido, por supuesto que sabía del castaño con tarjeta de cliente frecuente —Estuviste en el club 45 horas de las 48 que tienes, antes de volver a la vida —aclaró.

El rostro de Joaquín cambió de expresión brutalmente.

—¿Sabes qué pasará si Joaquín no decide esta vez? —pregunta Mateo y el rubio niega.

—No, pero me debes dinero porque te llevaste mi mojito —se cruzó de brazos el desconocido y Mateo rodeó los ojos.

—Diego, no es mi culpa que Joaquín sea torpe... —se excusó Mateo.

Hey, estoy aquí —intentó llamar la atención el castaño.

Y tampoco es mi culpa que sea un maldito sadomasoquista que cada vez que está con Emilio, se hiere a sí mismo.

—Estoy aqu...

—Y no debes hacer comentarios de esto de la muerte y la vida. El pobre hombre no puede llevar una gran vida sexual abajo por que es precoz, pero ¡AQUÍ LOS SEGUNDOS SON HORAS Y JOAQUÍN PUEDE SER CONSIDERADO COMO NORMAL!

—Oye...

Diego negó, pero Mateo iba a continuar defendiéndose.

—¡Lo único bueno que tiene Joaquín es su mamá y yo sí que duré ho...!

—¿¡TE ACOSTASTE CON MI MAMÁ!?  —y los guías turísticos del limbo se voltearon para ver a Joaquín a punto de desmayarse por la confesión de Mateo.

—Lo siento, Joaquín... —pero Mateo fue interrumpido por Diego.

—Debes de comprender que seguimos los deseos de nuestros clientes, Joaquín —intervino Diego con intenciones de calmar al castaño.

—¿¡SEGUIMOS LOS DESEOS DE NUESTROS CLIENTES!? ¿¡TÚ TAMBIÉN TE ACOSTASTE CON MI MAMÁ!? —ahora sí que Joaquín estaba histérico.

Hey, cálmate — intentó tranquilizar el rubio y luego sintió el gato entre sus piernas. Se inclinó y lo cargó, pasándoselo a Joaquín, mientras que Mateo estornudaba otra vez.

—¡ACHÚ...!

—¡CHÚPAMELA!

—¡SON LO PEOR DEL MUNDO! —se quejó Joaquín furioso, pero Diego negó, intentando calmarlo.

—Amigo, debes tranquilizarte. Ahora volverás a la vida luego de la inconsciencia, y debes tener claro que para la próxima que te veas con Mateo en estas condiciones, por el bien de su trabajo y por el bien tuyo espiritual, deberá ser tu último viaje antes del infierno. Tantas veces en el limbo, trae consecuencias graves para cualquiera.

—¿Consecuencias como cuáles? —preguntó Joaquín con preocupación y Mateo suspiró, asintiendo hacia él, por las palabras de Diego.

—Entre los efectos adversos del limbo, hay cosas como disfunción eréctil, eyaculación precoz cosa que ya tienes... Dejávùs constantes, pérdida de recuerdos, hipersomnio y cambios de humor constantes. En las mujeres hay embarazos psicológicos incluso.

—Pero no es nada grave de lo que preocuparse —se tranquilizó Joaquín y Mateo junto a Diego compartieron una mirada.

—Creo que es hora de volver, Joaquín —comentó Mateo y el castaño asintió con lentitud, despidiéndose de Misifus para dejarlo en el suelo.

Espero no verte en un buen tiempo Joaquín. Fue un gusto, me caes bien —sonrió Diego.

Antes de que Joaquín pudiera responder de regreso, abrió los ojos.

Su cabeza pesaba y sentía sus músculos tensos, tal como sentía sus cuerpo luego de salir del club. De inmediato reconoció una sala de hospital y sintió sus párpados cansados, pero también como su garganta estaba suficientemente seca como para beberse el océano pacífico.

—A... gua —susurró con voz ronca y escuchó movimientos a su alrededor. Su cabeza dolía demasiado, y lo siguiente que estuvo frente a sus ojos fue un vaso con líquido y esos potentes ojos que le gustaban.

—Estás aquí, Joaco —sonrió el hombre mientras que el convaleciente bebía agua, sin detener el contacto visual.

—Hola Naveen... —susurró el castaño, y pronto tras de su novio, apareció otra figura que le dedicó una sonrisa.

—Hola Joaco —saludó, pero el castaño arrugó su ceño.

—Disculpa, ¿te conozco?

Y pronto, el mundo de Emilio se le vino encima. Joaquín se había olvidado de él.

















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FIN ahre

mejor me voy alv

KISSES 「emiliaco」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora