❥𝘵𝘳𝘦𝘴

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– ¿sabías que los pingüinos macho suelen ser quienes incuban el huevo mientras que la hembra se va a cazar? – el pequeño castaño habló mientras dibujaba un pequeño pingüino en su libreta

– ¿sabías que te ves muy bonito dibujando pingüinos y hablándome de ellos? – el rizado soltó logrando una sonrojo en el chico a su lado

– d-deja de hacer eso – habló nervioso

– ¿qué cosa? – soltó una risa mientras lo miraba tiernamente

– p-ponerme nervios-so – el pequeño Bondoni se cubrió el rostro con la libreta

– Joaco, ¿alguna vez has ido a ver pingüinos? – preguntó Emilio jugando con sus manos, algo nervioso

– una vez fui a ver una película de pingüinos, bailaba muy bien pero creo que eso es imposible de hacer en la vida real, no lo sé, podríamos intentar hacer bailar a un pingüino, ¿no crees? – divagó

– no, no, hablo de pingüinos reales, en un acuario – aclaró el mayor

– oh, no. Nunca he podido verlos de cerca pero es mi más grande sueño, me encantaría aunque sea verlos a través de un vidrio. – sonrió mientras observaba su dibujo aún sin acabar del pequeño pingüino

– vaya, pues yo tampoco lo he hecho. Quizás algún día logremos verlos de cerca.

Una idea comenzaba a armarse dentro de la cabeza de Emilio. Quería ganarse el corazón del pequeño chico pingüino que comenzaba a hacerle sentir mariposas en el estómago.
Lo mejor de todo era que estaría ahí para él, lo ayudaría a continuar avanzando en su progreso de autismo, había investigado sobre el tema y descubierto que Joaquín tenía un gran avance pues desde pequeño lo habían ayudado con ejercicios a mejorar su motricidad y su cognición. Tenía un avance enorme pero aún faltaba un poco más para mejorar las capacidades del pequeño que le había robado el corazón.

Así Emilio tomó la decisión de comenzar a trabajar medio tiempo en una tienda de discos. Saliendo de la escuela, caminó hacia el lugar pues días antes había visto que solicitaban a alguien que trabajara medio tiempo en la tienda. Afortunadamente no requerían que fuera mayor de edad pero si a partir de los dieciséis años.

El rizado entró a la tienda y se acercó al mostrador donde un chico que rondaba los veinte años estaba acomodando unos discos.

– b-buenas tardes – habló nervioso

– hola, qué onda, ¿necesitas ayuda para encontrar algo? – preguntó amablemente y con energía el chico detrás del mostrador

– no...yo, vengo a solicitar el empleo de medio tiempo – soltó

– ¡oh, sí, claro! – el muchacho rió

– t-traje mis papeles para que revi...

– no hay necesidad, ¿cuántos años tienes? – preguntó serio

– dieciséis, en un mes cumpliré los diecisiete – habló firme

– con eso es todo, ¡contratado!

– ¿de verdad? – preguntó emocionado

– ¡sí!, puedes empezar el lunes con calmita para que te tomes descanso este último fin de semana. Necesito que los sábados vengas de diez de la mañana a tres de la tarde, cerramos a esa hora y los domingos no abrimos.

– ¿y de lunes a viernes?

– ven de cuatro de la tarde a ocho y media de la noche. Son horarios buenos para no interferir con tus clases. ¿Vas a clases, no? – preguntó

– ¡sí, sí voy!, entonces vendré el lunes para comenzar. De verdad muchísimas gracias por darme la oportunidad – el rizado sonrió pleno

– sólo una última pregunta – Emilio asintió – ¿es para llevar a alguien a una cita? – habló coqueto el mayor

– b-bueno, sí

– ¿es linda? – preguntó emocionado

– es precioso – el rizado sonrió perdido

– ¡es un chico!, ¿cómo es?, ¿es más bajito que tú?, ¿es menor?, ¿cómo es su cabello? – Emilio se sintió aplastado ante tantas preguntas

– espera, espera. Ni siquiera te conozco como para hablarte de mi pequeño pingüinito – soltó sin pensar

– ¡awwww, pingüinito! – se cubrió la cara emocionado – ya, perdón. Soy Andrés Vázquez. – estiró la mano en forma de saludo

– Emilio Marcos. – tomó la mano del mayor para estrecharla – me tengo que ir pero de verdad muchísimas gracias por darme la oportunidad de trabajar aquí – se despidió del más alto.

Antes de salir, Andrés habló nuevamente.

– ¡con todo tigre! – gritó y Emilio salió riendo de la tienda de música donde había conseguido trabajo.

Había encontrado a un buen amigo y, no lo sabía, pero sería de gran ayuda contra las cosas que estaban por venir.

Unos metros atrás, un hombre seguía al rizado. Había escuchado toda la conversación con el muchacho del establecimiento y si no se equivocaba, mencionaba pingüinos.

No permitiría que ese muchacho tuviera algo que ver con el niño obsesionado con los pingüinos. Deseaba a ese pequeño, muerto, desde que nació se maldijo por haber traído a un inservible al mundo. Un niño que nunca iba a lograr nada siendo autista.

Lamentablemente no pudo hacer nada cuando se divorció de su esposa y esta puso una orden de restricción para que se mantuviera alejado de su hijo, para que no le hiciera daño y éste pudiera seguir con su vida normal.

¿Qué tan difícil sería acabar con un niño tonto que ni siquiera sabía quién era su padre?

Pan comido.

Weno hola otra vez JAJA, perdóneme la tardanza pero apenas han pasado dos semanas del PerfecTour y debía calmarme un poco antes de escribir. Gracias por esperarme y no dejarme :c, pero pues valió la pena ir al PT pues conocí a los chicos y tuve experiencias increíbles. Anyway les dije que los haría sufrir aunque la historia fuera rápida. Besos xx.

a u t i s m o; e m i l i a c oWhere stories live. Discover now