❥𝘯𝘶𝘦𝘷𝘦

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A pesar de los problemas Emilio nunca faltó a su nuevo trabajo. Un mes había pasado desde haber vuelto a recaer aunque, por más que intentó, volvía a lo mismo de antes.

Quizás era lo más que había avanzado pues en el mes sólo se cortó seis veces.
Una chica entró a la tienda haciendo sonar la campana que colgaba del techo.

Emilio solo miró hacia la clienta que revisaba los vinilos y regresó su mirada a las cuentas que hacía.

Sintió una presencia y luego una hoja cayó en el mostrador dejándolo confundido cuando notó que ya no había nadie en la tienda.

Abrió la hoja y leyó su contenido:

"Aléjate del niño enfermo o atente a las consecuencias. No quisieras que saliera dañado."

Los nervios aumentaron y una lagrima bajó de su rostro al releer la carta. No sabía qué hacer, no quería alejarse de Joaquín porque en verdad adoraba a ese niño pero tenía muchísimo miedo de lo que pudiera pasarle por su culpa. Decidió guardar la hoja en su bolsillo y limpiarse la lágrima para continuar con su trabajo.

Una hora y media más tarde él salía por fin de su turno así que se encaminó a casa para por fin descansar. Sus planes se vieron arruinados cuando alguien lo tomó por el cuello de la camiseta y lo estrelló contra la pared apretando su garganta fuertemente.

– p-para... – habló con dificultad

– aléjate del niño autista o morirá – susurró una voz grave y amenazante.

Un rodillazo en el estómago fue lo último que sintió antes de caer al suelo con lágrimas brotando rápidamente de sus ojos.

No quería pero debía hacerlo por el bien de su niño, lo ama tanto como para dejarlo y evitar que algo malo ocurriese.

Se levantó con dificultad y caminó aún con lágrimas hacia su casa. Ya no quería vivir este infierno. Quería ir con su papá.

En cuanto entró corrió hacia la cocina buscando la caja nueva de paracetamol que su madre había comprado. Cuando lo hizo subió inmediatamente a su habitación y se metió al baño.

Se miró al espejo y lloró nuevamente. No podría alejarse de su pequeño estando vivo, sería más fácil morir y no sufrir de esa forma.

Abrió el frasco y se metió la mayor cantidad de patillas que daban en su mano, las tragó y se sentó en el escusado hasta que un minuto más tarde cayó inconsciente al suelo del baño.

Las pastillas se regaron y justo sonó todo cuando su madre subía escaleras arriba para escuchar el golpe del cuerpo de Emilio cayendo junto al frasco.

La madre del rizado corrió hacia la habitación de su hijo y entró corriendo hacia la puerta del baño.

– ¡Emilio, por Dios! – su madre comenzó a llorar mientras lo movía un poco.

Inmediatamente sacó su teléfono y llamó a una ambulancia mientras lloraba observando a su hijo con las pastillas regadas a su alrededor. No entendía por qué había hecho tal cosa pero no podía permitir que muriese, no quería perder a su soporte.


Los paramédicos entraron corriendo con la camilla y sobre ella Emilio. Su madre corría detrás y los siguió hasta una habitación donde comenzaron a checarlo rápidamente inyectándolo con un líquido que suponía lo ayudaría a contrarrestar la sobredosis.

La máquina comenzaba a sonar un poco rápido y eso logró alterar a la castaña clara quien inmediatamente volvió a llorar. Unas enfermeras la sacaron de la habitación y le pidieron amablemente que esperara.

Sólo podía rogar porque su hijo pudiera salir de esto. Había tan pocas probabilidades.

Se comenzó a desesperar en cuanto pasó media hora hasta que el doctor salió de la habitación.

– ¿cómo está mi niño? – preguntó angustiada

– logramos sacarlo de la sobredosis y también logró no caer en coma. Es fuerte. – el doctor sonrió y la castaña suspiró de alivio – sin embargo, tendrá que quedarse en revisión por lo menos una semana. Le daré un justificante para la escuela y así podrá entregarlo, también llamaré al psicólogo para brindarle ayuda. Creo qué hay factores externos que pudieron orillarlo a hacer lo que hizo. – su madre asintió y el doctor se retiró dejándola entrar a la habitación donde Emilio estaba conectado y respirando tranquilamente con los ojos cerrados.

Necesitaba averiguar lo que había llevado a su hijo a cometer un intento de suicidio, nunca había llegado tan lejos. Incluso creyó que estar con Joaquín lo había ayudado pero no lo culparía a él, sabía que no tenía nada que ver. Por lo menos no él directamente.

no me vayan a matar jsjs, ya se va poniendo bueno este pedo. Viene todo lo color de rosa, ya saben, un poquito de luz antes de la oscuridad. Los amo, besos xx.

a u t i s m o; e m i l i a c oWhere stories live. Discover now