❥𝘵𝘳𝘦𝘤𝘦

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Emilio recogió su última prenda para guardarla en su mochila. Por fin se iría de aquél lugar que le disgustaba tanto.

La puerta se abrió de golpe dejando que un pequeño castaño corriera dentro de la habitación para abalanzarse sobre el rizado que cerraba la mochila negra.

– ¡Emilio! – gritó alargando la "o" y envolvía la cintura del mayor en un fuerte abrazo.

– pingüinito – sonrió girándose y apretándolo más mientras pasaba sus manos con presión sobre la espalda del mismo.

– te extrañé, no te vuelvas a enfermar – formó un puchero que fue besado rápidamente por los labios de Emilio provocando un sonrojo y escalofrío en su espalda.

– no lo haré, chiqui – sonrió y ambos se separaron cuando Natalia y Emma entraron por la puerta blanca de la habitación.

– ¿qué les parece ir a comer pizza y luego un helado? – preguntó la rubia madre del rizado y todos asintieron emocionados para salir de aquel lugar con olor a medicinas y gel antibacterial.

Joaquín pasó toda la semana escribiendo en su libreta pensamientos acerca de Gerard, su padre. No quería odiarlo, él no odiaba a nadie pero tampoco entendía la razón por la que su padre no lo quería. Un beso en la mejilla lo despertó de aquellos pensamientos confusos y un tanto tristes para notar que habían llegado al restaurante donde comerían en familia.


Gerard investigaba la escuela y el consultorio donde Joaquín iba pues se le haría mucho más sencillo encontrar al castaño que deseaba eliminar. Tenía claras sus razones para terminar con la vida del pequeño, él sólo quería tener en sus brazos a Emma, la extrañaba y jamás había dejado de amarla pero no quería a ese niño a su lado, era realmente molesto para él cuidar de un mocoso que tenía problemas mentales. Prefería ahorrarse ese gasto de dinero y tiempo.

Incluso le importaba poco que Emma no quisiera irse con él, ya tenía un plan para obligarla a quedarse a su lado por el resto de sus vidas. Ahora el principal objetivo era alejar al mocoso rizado que cuidaba siempre de Joaquín, no le importaba si terminaría vivo o muerto, sólo lo quitaría del camino para hacer mucho más fácil la muerte del autista.

Una mujer de cabello negro entró por la puerta del departamento que rentaban y se sentó justo a su lado.

– ya deja de intentar regresar con Emma, ya no te ama – insistió

– no me interesa, yo la quiero conmigo. – continuó guardando las direcciones en su teléfono

– hermano, vas a terminar en la cárcel, Emma debería ya sospechar que eres tú quien está detrás de las amenazas al novio de tu hijo. Ya para.

– no Martina, quiero a Emma a mi lado, yo le puedo dar la vida que merece, por Dios, soy millonario, se moriría por ver todas las cosas que puedo conseguirle.

– no lo creo, lo único que tiene el valor más grande del mundo es su hijo, es claro que lo va a cuidar de todo aquel que intente dañarlo, sobretodo de ti.

Gerard bufó y cerró la computadora.

– aún me pregunto por qué todo esto. Hay otras mujeres que podrían satisfacerte. Emma está harta de ti y no dudaría en que en la más mínima oportunidad escapara muy lejos, incluso si matas a su hijo. Ella ya no te ama. – se levantó del sillón y caminó a la cocina.

Gerard se quedó completamente callado mientras veía a Martina sacar la jarra de agua para servirse un poco. La pelinegra pensaba que si su hermano se enteraba de lo que recién había hecho entonces la asesinaría ahí mismo. Literalmente.

Ella sabía de lo que era capaz de hacer si alguien lo traicionaba. Por eso no dudaba que Gerard era demasiado peligroso como para arriesgarse a advertir a la señora Gress sobre lo que su ex marido planeaba hacer.


Emilio corrió el lunes por la tarde a la tienda de discos, tomó su lugar después de agradecerle a Andrés por haberlo ayudado con la semana pasada. Cubrió su horario normal y en cuanto llegó a casa con el pago mensual que le daban entonces revisó sus ahorros.

Sonrió al ver que tenía el suficiente dinero para lo que planeaba hacer e incluso pensaba darle a Joaquín una segunda sorpresa. Abrió su laptop y buscó la página, hizo la compra de dos boletos y en cuanto le llegó la confirmación de la compra, sonrió satisfecho y un poco nervioso pues el sábado por la tarde sería valiente por fin. Justo como su psicólogo le había dicho.

Hola, hola. Espero que les esté gustando la historia y quería mencionar que perdí por un momento la línea a donde quería llevarla pero bueno, ya pude recuperar mis ideas y acomodarlas. Btw les comento que el fin de esta fic es ser soft a más no poder y no contendrá smut explícito.

Por cierto espero que ya hayan ido a dejar su comentario (sólo 1) en la cuenta @AristemoFanficAwards en los Emiliaco Fanfic Awards en mejor "awww", me haría muy feliz que fueran a poner su votito, en fin, eso es todo, los amo, besos xx.

a u t i s m o; e m i l i a c oWhere stories live. Discover now