❥𝘥𝘪𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦

3.4K 515 110
                                    

Maratón 2/3
Dedicada a Jaroslyn por ser la única que entendió una referencia en el anterior capítulo 🤍

– Andrés, necesito que salgas a comprar unas cosas para la cena que tendré con Gerard – una rubia entró a la habitación del joven observándolo acomodando los discos de vinil junto a la caja reproductora

– Mónica, no tengo ganas de salir a comprar comida para tu novio anciano.

– eres un idiota, no está tan grande. Ayúdame y te doy cuatro mil pesos para lo que quieras – rogó

– no quiero el dinero que nuestros papás nos dan, para algo trabajo – se quejó

– en una tienda horrible de discos, debiste ayudar a papá en la empresa pero como quieras. Te transferí cinco mil en tu tarjeta, paga de ahí lo que te pedí en esta lista.

La joven rubia salió de la habitación dejando a Andrés peinándose y tomando su billetera junto a su celular para salir directamente hacia el supermercado con la lista en mano. Salió de la enorme casa tomando las llaves del auto que el mismo había comprado y arrancó.

Una vez estacionado, caminó hacia el lugar y entró por los pasillos junto a un carrito de compras tomando lo que la lista decía.

– ¡Andrés! – una voz conocida lo llamó y se giró para sonreírle a su rizado compañero de trabajo

– ¡Emilio!, ¿cómo estás? – preguntó saludándolo con un choque de manos.

– genial, ¿prepararás un cena especial? – preguntó curioso observando el contenido dentro del carrito

– mmm, en realidad es de mi hermana mayor, creo que le hará la cena a su momia – rió contagiando al rizado

– ¿momia?

– es como siete u ocho años mayor que ella, no lo sé. De cualquier forma su novio no me agrada mucho – Emilio frunció el ceño en confusión

– ¿desconfías de él? – preguntó

– un poco pero bueno, es la vida de mi hermana, no me interesa mucho – rió sin interés – ¿y esa pijama? – preguntó observando la pijama lila de estampados de pingüinos que colgaba del brazo del menor

– es para mi novio – sonrió con un brillo en los ojos

– ay ternurita – se burló sacándole una carcajada

– bueno, tengo que ir a ver a mi chiquito ahora, nos vemos el lunes Andrés – se despidió

– nos vemos Emilio, tengo que llevar esto ya para el idiota de Gerard.

Emilio paró en seco. Ese nombre se le hacía conocido, no recordaba por qué pero lo dejó pasar. Ambos chicos se despidieron y continuaron su camino en direcciones opuestas.

Una vez la pijama fue pagada, el rizado se encaminó hacia su casa con el nombre de ese hombre en la cabeza. Quizás era una coincidencia o por lo menos esperaba que lo fuera pues si resultaba ser quien creía entonces estaba seguro de que el peligro se encontraba todavía mucho más cerca de lo que imaginaba.

Tenía miedo pero regresaba del psicólogo por lo que las palabras de valentía que su doctor le dijo aún estaban frescas en su mente. Él sabía que era fuerte y lo sería para su pequeño novio que no tenía la culpa de ser como era porque así lo amaba.

100 votos y vamos por el último capítulo del maratón, jalan? (Cambié la meta porque soy buena)

a u t i s m o; e m i l i a c oWhere stories live. Discover now