❥𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦

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[escenas de contenido sensible, se requiere discreción]

– sexo – soltó Joaquín

– ¡Joaquín! – Emilio regañó

– explícame, tonto – pidió con el ceño fruncido

– sexo...amm sexo, sexo de relaciones sexuales ¿no? – el rizado habló nervioso

– Emilio... – Joaquín amenazó

– pues...cuando dos personas se quieren mu-

– no me voy a tragar la historia de las personas que se quieren mucho y se dan amor – habló serio

– okay, okay. Cuando existe la excitación y las hormonas de ambas personas están demasiado alborotadas entonces se recurre al sexo, tener relaciones sexuales, darse amor, hacer el amor – comenzó

– es decir, debo tener sexo con la persona que yo ame.

– así es – afirmó

– ¿puedo tener sexo contigo? – Emilio se atragantó con el jugo de caja que estaba tomando mientras unas cuantas miradas de la cafetería se giraban a ellos

– Joaquín baja la voz – susurró con la cara roja

– dame un beso – pidió

– ¿qué?

– dame un beso, chico Antártida, y me callaré – soltó sonriente.

Emilio sonrió y se acercó a darle un pico rápido en los labios del menor.

– entonces, debo tener sexo con la persona que ame – Joaquín comenzó a apuntarlo en la libreta de pingüinos estampados

– ¿cómo van tus brazos? – preguntó el mayor tomando la mano del castaño dándole caricias con presión para no alterarlo y levantando la chaqueta de mezclilla para observar unas cuantas banditas

– están sanando – soltó sonriente

– ¿te cambias las banditas? – preguntó

– todos los días – afirmó.

Emilio asintió y volvió a acomodar la manga de Joaquín para ambos levantarse y caminar a sus respectivos salones pues el receso había terminado.

Las clases transcurrieron normal como todos los días desde el accidente y a la salida, Emilio acompañó a Joaquín al auto de su madre para despedirse de él y de la señora Emma.

El rizado comenzó a caminar hacia su casa pero antes de cruzar la esquina para llegar a su calle fue jalado hacia un callejón donde el primer golpe no se hizo esperar.

– ¿ya te cogiste al enfermo de Bondoni? – habló Roy y lo siguiente que escuchó fue el golpe a su estómago provocándole encogerse en su lugar.

Dos patadas en la espalda lo hicieron arquearse.

– no queremos maricas en nuestra escuela – sintió un puñetazo en la mandíbula

– la próxima vez los golpes serán para el rarito de tu novio – otro golpe en el estómago y sangré salió de su boca.

Roy y sus amigos salieron de ahí mientras Emilio se abrazaba llorando.

Ayúdame papá, llévame contigo.

Una hora permaneció en ese frío callejón llorando por todo lo que estaba sufriendo.
No era la primera vez que había sido golpeado por su orientación pero no quería una siguiente.

Al llegar a casa notó que su madre no se encontraba ahí así que subió a su baño y corrió para sacar una caja que se supone jamás volvería a tomar en su vida.

Sacó una navaja y realizó pequeños cortes en su muñeca, cortes que tres años antes, justo después de la muerte de su padre habían estado presentes en el mismo lugar.

Volvía a sentir alivio porque ahora el dolor se centraba en aquellos cortes y no en su corazón. Paró de llorar y se levantó del suelo para verse al espejo. La cara sucia, la nariz sangrando y el labio también.

Los pensamientos regresaron a él. ¿Quería morirse? Sí. Una y mil veces sí.

Papá, no lo soporto, llévame contigo.

¿De qué le había servido las visitas al psicólogo? Seguía siendo el mismo niño débil. Joaquín merecía a alguien más fuerte que él. Sólo era una basura, inservible y débil.

Lavó su muñeca y los cinco cortes, se vendó y con un hoodie se cubrió la evidencia. Si su madre se enteraba lo mandaría nuevamente a esas estúpidas terapias inservibles.

Llévame de aquí, no merezco seguir con vida, no merezco amar, no merezco ser feliz.

Oh vaya, la depresión nunca se había ido.

Joaquín ingresó al consultorio de su psicóloga y se sentó en la silla moviendo los pies de adelante hacia atrás.

– hola Joaquín – saludó amablemente

– hola – contestó sonriente

– ¿qué tal has estado? Escuché que tuviste un problema – la psicóloga quería ser lo menos invasiva posible

– un s-señor me quiso las-lastimar pero estoy bien – la psicóloga notó los brazos vendados del castaño

– que bueno que estás mejor – habló

– también di mi p-primer beso – sonrió

– ¿enserio? ¡Cuéntame! – habló emocionada pues Joaquín ahora había pasado una prueba más, las relaciones sociales

– f-fue en el hos-hospital – sonrió al recordarlo – y-yo le pedí a E-Emi que me b-besara, besa muy bonito, sentí en m-mi estómago cos-cosqui...cosquillas – habló

– eso es increíble, espero que Emi te quiera tanto como tú lo haces.

– lo hace, es-estoy seguro – sonrió

– bien, entonces quiero que me representes lo que sentiste con tu primer beso, ¿puedes? – habló la mujer entregándole una hoja en blanco y unos crayones

– ¡sí!

Joaquín comenzó a dibujar emocionado, Emilio lo emocionaba demasiado.

abr mientenme la madre aveda, felices fiestas chikis, espero que la estén pasando muy bien y si no entonces les mando un fuerte abrazo y todo el amor del mundo. Este es su regalito y posiblemente sea el último capítulo del 2019, vendrán muchas cosas nuevas para el 2020! Los amo, besos xx.

a u t i s m o; e m i l i a c oWhere stories live. Discover now