❥𝘥𝘰𝘤𝘦

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– Empiezo a ponerme celoso de esa tal Lúa.

El rizado cruzó sus brazos recostando su cabeza en la almohada de la camilla.

– Emi, Lúa es un pingüino de peluche. Además es sólo mi amiga.

– pues pasas más tiempo con ella. – fingió celos, claramente

– p-pero sólo tú me gu-gustas... – susurró avergonzado y con las mejillas rojas

– ¿qué dices? No te entendí.

Una sonrisa en el rostro de Emilio se quiso colar pero resistió para seguir fingiendo seriedad.

– m-me gus...tas... – dijo un poco más bajo y se tapó la cara

– ay Joaco bonito, también tú me gustas – Emilio sonrió mirándolo tiernamente.

Joaquín se levantó de su asiento y se acercó a la cama del rizado.

– ¿cuánto?

– ¿eh?

– ¿cuánto te gusto? – preguntó mirándolo directamente a los ojos provocándole un ligero nerviosismo al de rizos

– muchísimo.

– del uno al diez.

– un veinte.

Joaquín sonrió y le dio un pico suave en los labios. Ambos sonrieron después de separarse.

En la mente de Joaquín sólo rondaba contarle sobre su papá y claro que lo haría pero sería más tarde pues la madre del castaño entró por la puerta.

– cariño, nos iremos en veinte minutos, ¿necesitan algo, Emilio? – preguntó a ambos

– no, muchas gracias – el rizado sonrió hacia la madre de Joaquín y el castaño se sentó nuevamente en su asiento junto a la cama.

Cuando la madre de Joaquín se había retirado entonces Emilio habló.

– ¿cómo están las clases? – preguntó

– aburridas como siempre – soltó una pequeña risa que aceleró el corazón del contrario

– ¿y la escuela en general? – Joaquín sabía claramente que se refería a si lo habían molestado en su ausencia

– nada importante realmente, todo va bien, no me han molestado.

– ¿seguro?

– totalmente.

La sonrisa sincera de Joaquín alivió la preocupación de Emilio y ambos continuaron platicando sobre pingüinos y animales de la Antártida.

El rizado le había avisado a Andrés de su estado y en donde se encontraba. Tal parece que el chico de cabello negro había agarrado un gran cariño al menor pues le dijo que lo cubriría por la semana que estuviera ausente. Se lo agradeció tanto que le dijo que le devolvería el favor.

Joaquín ahora se encontraba recostado sobre el abdomen de Emilio mientras este lo acariciaba de la cabeza con un poco de presión. Ambos se habían quedado callados después de la plática de animales.

– Emi... ¿y tu papá? – preguntó inocentemente sin saber que causaría un dolor en el pecho el contrario

– ay Joaco...mi papá es un ángel ahora – sonrió aún con la mano en el cabello de su chico

– y-yo lo siento...mucho... – susurró

– no te preocupes...no sabías, chiquito – sonrió

– Emi...mi papá es malo – soltó

– ¿por qué lo dices? – preguntó con el ceño fruncido aunque Joaquín no pudiera verlo

– mamá me contó sobre él...é-él no me quiere.

– Joaco...

– Emi, mi papá qui-quiere hacerme daño...

– ¿cómo lo sabes? – preguntó más intrigado

– mamá me contó que intentó dañarme cu-cuando era pequeño... creo... creo que intenta... emm... creo que intenta desa...deshacer...agh...des-ha-cer-se d-de mi... sí. – susurró con dificultad

– ¿a qué te refieres?

– quiere matarme, Emi... – el rizado tragó saliva, quizás por eso habían amenazado en contra de su vida y la de su pequeño chico.

que pedooooo? oTrABeS corto ci, pero posiblemente sean como treinta capítulos jsjs, anyways espero que les guste y ahora una pregunta:

¿Se han dado cuenta que Joaquín habla más fluido con Emilio que con cualquier otra persona? Juas juas.

Los amo. Besos xx.

a u t i s m o; e m i l i a c oWhere stories live. Discover now