8 // Regalli

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Hades había acabado de servirse su comida y la de su hermana en diferentes bandejas

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Hades había acabado de servirse su comida y la de su hermana en diferentes bandejas.


En estas habían dos manzanas rojas, puré de papas, lasagna y puddin de chocolate. Solo faltaba una cosa para tener una comida completa. La bebida.

-¿Podría darme dos Coca Cola?-pregunta a la mujer que servía la comida, esta hace una leve mueca.

-Oh, querido, aquí solo damos agua o jugo de naranja, pero hay una máquina dispensadora en el patio-informa amablemente.

-Ah, está bien, gracias-sonríe asintiendo.

Toma entre sus manos las bandejas y se da la vuelta camino a la mesa donde su hermana lo esperaba. Pero para su sorpresa, al llegar, se encuentra con que no estaba sola.

-Hey, hola-saluda algo confundido mientras depositaba las bandejas.

-Hades, esta es mi nueva amiga negra, Diane Sánchez-presenta Camila con emoción. La morena sonríe levemente.

-Buenas-saluda esta.

-Hola, soy Hades, un gusto-sonrió estrechando su mano.

-Nombre interesante-nota asintiendo, el pelinegro vuelve a sonreír.

-¿No te vas a sentar?-pregunta la rubia confundida.

-En unos segundos, déjame ir a buscar nuestras bebidas porque los refrescos están en una máquina dispensadora en el patio-explica.

-Ah, ok-asiente esta.

-Emm...dame dinero-murmura alzando sus cejas.

Camila crea una pequeña sonrisa, parpadeando varias veces. Y, debajo de la mesa, aprieta uno de sus puños, concentrándose en este. Momentos después, saca la mano de ahí abajo y le pasa varias monedas a Hades.

-Wow ¿cuándo lo buscaste?-pregunta Diane sorprendida.

Hades oculta una sonrisa, fingiendo que se rascaba la nariz. Camila sonríe viendo a su nueva amiga.

-Oh, acostúmbrate a eso, soy muy discreta-sonrió la ojiverde inocentemente.

Dejando a las dos chicas atrás, ahora Hades caminaba con destino al patio, y al cruzar una puerta de cristal, saliendo de el comedor, un sol anaranjado lo cubrió cálidamente.

El pelinegro suspira sintiendo como los invisibles rayos de sol lo envolvían con ternura. Abre sus ojos, y estos brillaron en dirección a las nubes.

Segundos después, se encuentra con la nombrada máquina dispensadora. Pero algo que destacó aún más, fue el solitario chico que estaba en una mesa a unos metros de esta.

Hades entrecierra sus ojos, viendo a aquel muchacho. Piel clara, bastante flaco, pudo deducir que era más alto que él, mandibula extremadamente marcada, un cabello castaño, largo y rizado, un libro en sus manos, y un cigarrillo en su boca.

D a g g e r  { m.w }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora