La castaña lo voltea a mirar con sus labios fruncidos, confundida y molesta.
-¿Quién es ella?-
El pelinegro suspira, girando su cabeza para ver, a lo lejos, la chica que reía y saltaba por todo el lugar.
-Ella es Dagger...la que lo cambió todo-
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El frío era uno eterno, profundo y, para ser sinceros, completamente letal. Las temperaturas en el Mar Kara eran tan bajas, que solo apenas las aguas no estaban congeladas, sino que se alzaban con descontrol formando enormes olas.
Pero a Camila no le importaba.
Y por eso corría con una profunda rabia en su interior, sus descalzos pies tocaban la helada agua apenas sintiéndola por lo rápido que avanzaba sobre esta.
Las monstruosas olas simplemente las esquivava o hacía que bajaran de tan solo pensarlo, pero ni la tormenta de nieve que se aproximaba al lugar la detenían.
Su respiración era acelerada, y no solo por su rápido correr, sino por la furia y la sed de venganza que en ese momento inundaban todo su ser.
Alza sus dilatados ojos cuando ve una enorme ola alzándose poco a poco, creciendo cada segundo mientras se acercaba más. La ola quiso intimidarla, pero no lo logró.
Camila tan solo soltó un gruñido mientras llevaba sus dos brazos hacia alante, y frente a ella nació de golpe un congelado y azul suelo, pasando sobre aquella ola, dejándola en ridículo.
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Y así siguió avanzando por el mar, acercándose cada vez más a su destino: la Isla Bolshoy.
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Hades suelta un grito yéndose a la derecha al instante, causando que los dientes del demogorgon no atraparan su cabeza. Volteó mirándolo totalmemte asustado.
-¡¡HADES!!-gritó un preocupado Josh mientras intentaba safarse de sus esposas, pero era inútil.
Dejando el dolor de su bala completamente de lado, Timothée jadeó viendo como otra vez Whistle logró safarse de los brazos de la bestia, pero esta ya se comenzaba a enojar.
Hades llevaba ya diez minutos dentro de aquella jaula, y su vida dependía de sus increíbles reflejos y su gran rapidez. Porque como dijo Brenner, sin trucos.
Todos temían por la vida del chico, incluyendo el mismo.
Los soldados de arriba apenas y miraban la escena, sus caras estaban inexpresivas, pero incluso en ellos estaba el temor de lo que pasaría allá dentro.
