La castaña lo voltea a mirar con sus labios fruncidos, confundida y molesta.
-¿Quién es ella?-
El pelinegro suspira, girando su cabeza para ver, a lo lejos, la chica que reía y saltaba por todo el lugar.
-Ella es Dagger...la que lo cambió todo-
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¿Alguna vez...? ¿Alguna vez has estado en un vacío? ¿Donde lo único que hay, eres tú? Porque...aquí, ni tú estás.
Todo era blanco, tanto que cegaba a una persona con los ojos cerrados. El sonido era uno mudo, no se escuchaba nada, nada en lo absoluto. El silencio era ensordecedor, que daba ganas de gritar para que este acabara, pero...¿quién gritaría en aquel blanco vacío si en él no había nadie.
Minutos, horas, días. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Nadie puede saberlo. Pero de un momento para otro, aquellos vacíos comenzaron a llenarse.
El blanco empezó a volverse opaco, dándole paso ahora a una oscuridad. El silencio fue vencido por un agudo pitido que empezó a chillar desde lo más profundo de un oído, hasta que se desvaneció, ahora siendo una suave y fría sensación en el tímpano, como si algo hiciera presión contra este con dulzúra.
Y lentamente, Camila abrió sus verdes ojos.
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Lo primero que estos vieron fue el arriba, el arriba estaba borroso. Lo primero que su cuerpo sintió, era que estaba flotando.
De lo primero que su mente se dio cuenta, fue que estaba hundida en agua, mojada por completo, y ahí era donde flotaba.
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Sin contarlos, supo que duró varios segundos, tan solo mirando arriba. Respirando. Hasta que de golpe, todo azotó su cabeza bruscamente.
Los recuerdos, el chasquido, sus lágrimas, sus amigos, su muerte, Hades.
