14 // The Whistles and the Mitchell

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-Muy bien, piojos

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-Muy bien, piojos. Ya llegamos-

Camila y Hades ríen levemente, abriendo sus respectivas puertas de el auto y saliendo de este, colocando su pies en el firme suelo.

Ajustan las mochilas en sus hombros y, sin poder evitarlo, la rubia observa como su hermano mayor también había salido de el vehículo, apoyado en este.

-¿Qué pasa?-alza una ceja en dirección a su hermana.

-Charlie, ¿por qué siempre bajas de el auto cuando nos dejas?-pregunta Camila curiosamente.

Ante aquella pregunta, el pelinegro frunce su ceño levemente, poniéndose a pensar y sorprendiéndose al darse cuenta que era cierto. Siempre veía como sus hermanos entraban a a la escuela. Lentamente, comenzó a encogerse de hombros.

-Bueno, me gusta asegurarme de que entren bien-dice luego de pensarlo unos momentos, ellos empiezan a sonreír-. Ustedes son algo mongolos, así que veo que ningún bully les haga algo-bromea con una divertida sonrisa, causando que ambos rieran.

-Sabes que no pueden-murmura Hades algo juguetón, alzando sus cejas.

-Si se atrevieran estarían jodidos-dice asintiendo con exageración.

-Que buen hermano eres, Charlie-admite Camila con una pequeña sonrisa.

Él la mira durante unos segundos más, pensativo, pero con lentitud también esbozó una sonrisa, alzando una mano y con esta despeinando un poco su rubia cabellera.

-Ya va a tocar el timbre, niños. Lárguense-alza su ceño.

Ambos hermanos lo miran divertidos, para después despedirse por una última vez y así darse la vuelta, comenzandl a correr hacia la edificación. Charlie niega viendo como corrían.

-Si que son mongolos-murmura sin parar de negar.

Instantes después, ve como ambos ingresaron sin ninguna molestia a la escuela. Eso lo hizo suspirar, hizo dos suaves aplausus con sus manos y luego se dio la vuelta listo para volver a su auto.

Pero se quedó paralizado en ese momento.

Dos muchachos estaban parados frente a él, al otro lado de el auto. Peeo estos no eran cualquiera dos muchachos, eran Patrick Williams y Roy McAbby.

Charlie se quedó estático cuando los vió, sintió como su garganta se cerraba fuertemente cuando volvió a ver a aquel castaño y aquel pelirrojo. El dúo que se solía dedicarse a hacerle la vida imposible.

-Charlie Whistle, que me lleve el diablo-sonrió el pelirrojo, Roy.

-Pensé que los rumores de que habías vueltos eran mentira. Pero mírate aquí-sonríe el castaño, Patrick-...tan asustado como siempre-

Charlie pasa saliva con dificultad, y como pudo creó una incómoda sonrisa.

-Ho-hola, chicos-dice mirando al piso de reojo.

D a g g e r  { m.w }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora