La castaña lo voltea a mirar con sus labios fruncidos, confundida y molesta.
-¿Quién es ella?-
El pelinegro suspira, girando su cabeza para ver, a lo lejos, la chica que reía y saltaba por todo el lugar.
-Ella es Dagger...la que lo cambió todo-
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Fue una noche difícil.
En ella, la enorme y engañosa casa acogió a más de cien personas en sus amplias habitaciones, y es que la verdad, el lugar parecía un castillo.
A pesar de esto, Camila, Hades y Timothée habían "dormido" en el mismo cuarto, acomodados en el mismo colchón.
La verdad, ninguno pegó un solo ojo, y duraron hablando hasta el amanecer, con la tristeza presente en sus tonos. Habían hablado, si, pero del miedo. Varias lágrimas cayeron esa misma noche, pero de temor.
No sabían, por primera vez, qué hacer. No veían a dónde ir, o con quién. Ya no tenían a nadie más que a ellos, pero era algo a lo que aún no estaban dispuestos a enfrentar.
Porque primero, había que tener respuestas.
Los verdes ojos de Camila estaban fijos en Timothée y Hades, con una pequeña sonrisa en sus labios. Hace apenas unos minugis, la pareja había logrado por fin conciliar el sueño, a pesar de que el sol ya había salido.
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Estaba de pie frente a la cama, feliz de que ambos ya durmieran con tranquilidad, lo cual era todo lo contrario a ella, quien sentía una extrala presión en el pecho que no podía ignorar aunque quisiera.
Apretó sus labios apartando la mirada, y al instante un puño tocó la puerta con suavidad, causando que volteara.
Luego de un parpadeo, Camila caminó hasta allá, tomando la perilla entre sus manos. Al abrirla, se encontró con unos nerviosos ojos azules mirándola.
Harvey contuvo su respiración al verla, desde su posición, el sol se había colocado justo tras ella, y no podía verse más radiante o hermosa. Al verlo, Camila le mostró una sincera sonrisa, la cual él no dudó en reaponder.
-Buenos días-saludó el castaño en un amable susuro. La rubia soltó una leve risa, mirándolo por unos segundos más.
-Entonces, si eres real-dijo, y al escucharla él formó una divertida sonrisa bajando la mirada con gracia.
