La castaña lo voltea a mirar con sus labios fruncidos, confundida y molesta.
-¿Quién es ella?-
El pelinegro suspira, girando su cabeza para ver, a lo lejos, la chica que reía y saltaba por todo el lugar.
-Ella es Dagger...la que lo cambió todo-
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Las lágrimas seguían cayendo de los ojos de dos personas en especial, pero se hizo tiempo para que aquel abrazo de rompiera.
Todos retrocedieron un poco viendo como Hades cargaraba a Timothée en sus hombros para que los brazos de Josh lo acabaran de subir.
Whistle apretó sus labios cargando a Regalli para después depositarlo sutilmente en el piso, mientras que Hades se transformaba en sombra y subía rápidamente hasta quedar a su lado.
Los ojos de todos observaron por unos segundos la debilidad del italiano, y este desde que vio a Hades otra vez lo abrazó a pesar de su debilidad. El pelinegro suspiró viendo a su familia.
-Está tan débil...-susurra Joyce con una cara de terror.
-¿Pues qué esperamos? ¡Hay que llevarlo a un hospital!-insistió Robin alzando sus cejas.
-N-no...-
Todos miraron a Timothée cuando un débil susurró salió de su seca garganta, empezó a negar con la cabeza.
-Es peligroso-dijo exhausto.
-Peligroso sería dejarlo así-señaló Erica asustada.
El italiano estaba cubierto de tierra, todo sucio y maltratado, los husos se le veían, y tenía grandes ojeras, mientras que sus ojos estaban apagados.
-Llevémoslo a Hawkins ¡rápido!-exige Charlie con sus cejas alzadas.
-No-negaron Camila y Em al mismo tiempo, atrayendo la atención de todos-. Estando así de débil, no puedo pasar por ese proceso, lo mataría-negó la adulta.
-¿¡Entonces qué, acampamos en el cementerio!?-preguntó Hades con histeria-. Necesita. un. techo-habló seriamente.
-Yo conozco un lugar-susurra Regalli de golpe, causando que todos lo miraran. Hades abrió sus ojos con sorpresa.
El italiano, con toda la pesadez del mundo, comenzó a pararse lentamente del suelo, con la ayuda del pelinegro que antes lo abrazaba. Timothée suspiró apoyándose de su cuerpo, ya que no podía mantenerse de piel él solo. Miró a todos con sus cejas levemente alzadas.
-...Está cerca-murmuró.
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La luna continuaba brillando sobre la hermosa Roma, Italia. Ellos caminaban, en silencio, por las calladas calles de esta ciudad, avanzando sigilosamente.
Siendo guiados por las pocas fuerzas que aún tenía Timothée, quien iba cargado en la espalda de Hades, agarrado por este con total firmeza, que por nada lo dejaba caer mientras avanzaban.
-Ya casi llegamos, solo tenemos que pasar aquel árbol-señaló Regalli.
Ellos continuaron caminando, divisando aquel árbol. Mientras continuaban, el italiano dirige sus verdes ojos a la cercana cara de Hades, la cual estaba contraída mirando al frente. A pesar de estar a punto de desmayarse, formó una pequeña sonrisa, y dirigió esta a su mejilla, plantando ahí un suave beso.
