𝕊𝕦𝕞𝕞𝕖𝕣 𝕍𝕒𝕔𝕒𝕥𝕚𝕠𝕟𝕤~ 夏休み 𝕃𝕖𝕖 𝔽𝕖́𝕝𝕚𝕩 [𝕊𝕂ℤ]

夏休み (18)

—Ya llegué— sonreí y dejé mi mochila en el sofá de la sala donde se encontraba Ruby viendo su celular.

—Hola hija— mi mamá estaba en la cocina junto a la señora Lee cocinando.

—Hola mocosa— habló Ruby aún viendo su celular.

Me acerqué a la cocina y me recargué en la barra —hoy fue agotador— suspiré.

—¿De verdad? Nos debes de contar todo en la mesa eh— mi mamá me miró de reojo.

—Perdón, pero será en otra ocasión mami. Saldré con mis amigos a comer a....— me detuve, no le diré a mi mamá que comeré comida callejera, ella me mataría —iremos a comer a la casa de Jared— sonreí.

—¿Te invitó su madre?— me miró extraña y yo solo asentí varias veces —bien, te creo— sonrió.

—Cariño, ¿puedes ir a buscar a Félix?— se volteó a verme —está en su cuarto desde la mañana, dile que ya está la comida— sonrió.

—Claro— sonreí y subí corriendo las escaleras.

Al llegar a la habitación de Félix toqué la puerta y él contestó.

—¡¿Quién?!— habló con su voz grave.

—Soy yo Félix, dice tu mamá que bajes a comer— y no se escuchó más, solo se abrió rápidamente la puerta y dejó ver a un Félix despeinado y con una sonrisa algo misteriosa.

—¿Qué tal te fue en el trabajo?— tenía una sonrisa de burla.

—Bien, ¿por?— seguía confundida.

—¿Tsuru hizo lo suyo?— me mostró una foto de mi totalmente manchada de licuado de piña, aquella chica me había tomado una foto al salir del local.

—Maldita...— susurré —¿cómo que hacer lo suyo?— lo miré enojada.

—Le di un reto, ¿y adivina qué fue?— sonrió de lado —de nada.

—Eres un idiota Félix, no sabes la vergüenza que pasé ahí— lo regañé.

—Fue divertido, eso me dijo Tsuru— rió descaradamente.

—Deja de estar de su lado, yo soy tu mejor amiga— negué con la cabeza —digo... ¿cómo sabías dónde trabajo?— entrecerré los ojos.

—Uno, deja de decir que eres mi mejor amiga, porque creo que ya te dejé en claro que no lo somos— me dijo serio —y dos, me dijo tu mamá— sonrió victorioso.

—Ahora resulta que no somos mejores amigos— él asintió —¿y cuando ocurrió eso?— trataba de contener las lágrimas.

—Desde que me dejaste solo— soltó con un tono de molestia, sus ojos dieron un brillo al presentarse sus lágrimas acumuladas.

—¡Yo nunca te dejé!— alcé la voz.

Él me tomó del brazo y me metió a su habitación, cerró la puerta y dijo enojado.

—Deja de gritar ¿quieres?— dijo serio y bufó —no quiero que mamá se enoje conmigo por pelear otra vez contigo.

—Pues ¿no sería más fácil dejar de hacerlo y ya?— dije obvia.

—Contigo no se puede Madison— rodó los ojos —¿sabes? Ya que estamos siendo sinceros, creo que ni te considero mi amiga— soltó de repente.

No me contuve más, estaba llorando y Félix solo relajó su rostro, se veía arrepentido, pero no hacía nada para calmar las cosas —¿entonces que haces aquí?— le reclamé entre lágrimas.

—Lo hago por mamá, no por ti— soltó y asentí enojada.

—Bien, pues tranquilo, te facilitaré las cosas— me dirige a la puerta.

—¿Qué haces?— me tomó de la muñeca, me detuve a verlo.

—Le diré a mamá que es incómodo estar contigo, que lo mejor será que vuelvas a Australia— dije con aún lágrimas en mi cara.

—¿Ah si? ¿Eso harás?— asentí —lo dices como si te hubieras olvidado de todo, como si no extrañaras Australia, Sydney ¿qué no quieres volver?— me dijo con cierto dolor.

—¡Claro que lo hago!— grité —pero este es mi hogar ahora y no me arrepiento de nada— dije y me solté de su agarre para salir de su habitación casi corriendo.