夏休み (42)

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Los siguientes días no hubo nada nuevo.

La cuenta de Félix no había subido nada ni a sus historias ni algo en general.

Era fin de semana, solo quedaban un par de días para que el viaje escolar del rubio concluyera y necesitaba aprovechar el tiempo que me quedaba con Félix, porque los últimos días -que son entre semana- estaría terminando su viaje en grupo y no conmigo.

—Buenos días— dije en cuanto bajé el último escalón y doblé hacia la cocina.

—Hola cariño ¿ya despertó tu hermana?— mi madre estaba ocupada haciendo el desayuno.

Me encogí de hombros aunque no me viera —¿puedes ir por ella y por Félix y decirles que ya está el desayuno?— giró a verme de reojo —me tengo que ir a trabajar ¿puedes encargarte tú mientras tanto?

Asentí al momento de ver que solo estaba haciendo unos panqueques en la estufa.

Después vi como dejaba el recipiente con la mezcla y se acercaba a mí con una sonrisa a medias.

—Llego más tarde, doblaré turno hoy— me abrazó y me dio un casto beso en la cabeza —le avisas a los chicos ¿de acuerdo?

Asentí y sonreí igual que ella.

[...]

—¿O sea que mamá no estará todo el día?— dijo Ruby con un tono extraño.

Asentí sin más mientras seguía comiendo mi panqueque.

—Terminé— la rubia se levantó y tomó su plato para llevarlo al lavabo —saldré. Iré a la casa de Hiro.

Félix y yo solo asentimos sin decirle nada al respecto.

Ya no estaba castigada Ruby, tenía permiso de salir con su novio cuando quisiera, siempre y cuando no fuera a la casa de él, y menos a la de nosotros.

Ella se subió corriendo las escaleras, supuse que en dirección a su habitación.

—¿Cómo dormiste?— habló con su voz grave, después de unos segundos de silencio.

—Bien ¿y tú?— dije sin quitar la vista de mi plato.

—Bien...

El silencio volvió a invadirnos.
Así que me paré y tomé nuestros platos ya vacíos.
Los llevé al lavabo y los dejé remojando un rato hasta que sentí la presencia de Félix justo detrás mío.

—Maddie...

Giré a verlo y asentí.

—¿Quieres salir a algún lado?— dijo de manera tímida que hacía que se viera tierno.

Reí leve —mejor hagamos algo en casa ¿quieres un maratón de películas de terror?

Asintió firme y sonriente.

Me acerqué un paso más y le di un suave beso sobre sus labios, haciendo que él sonriera más de lo normal.

—¡Ya me voy!— gritó mi hermana mientras se asomaba por el marco de la puerta.

Asentimos —con cuidado.

Ella asintió y se fue.
Solo escuchamos la puerta principal cerrarse cuando esta salió corriendo, se notaba que tenía prisa.

—Bien ¿en mi habitación o en la sala?— dije mientras comenzaba a lavar los platos.

—Donde tú quieras— hizo una pausa —¿quieres que prepare bocadillos?

Asentí —ya sabes, nuestros favoritos— dije en susurro.

[...]

Ambos optamos por mi habitación, ya que estaba la cama y aparte hacia calor por lo que abrimos todo el cancel aunque unas cuantas flores se estuvieran metiendo por ahí.

—¿Maddie?

Lo miré mientras tenía la boca llena de unos snacks.

Él sonrió ampliamente haciendo que sus ojos desaparecieran, sus mejillas se arrugaran un poco y sus lindas pecas si marcaran más.

—¿Félix?— dije al no escuchar nada más por parte de él —¿qué sucede? Nos perderemos la película.

El rubio rió —hemos visto esta película un millón de veces— pasó un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja.

Sonreí —lo sé, pero es muy entretenida— me metí más comida a la boca aún viéndolo a los ojos.

Negó lentamente con la cabeza —te voy a extrañar otra vez...

Dejé de comer y mi sonrisa desapareció por completo. Hice una mueca y lo abracé —seguiremos en contacto. Ya no habrá nada ni nadie que cree problemas entre nosotros— me separé de él —¿entiendes?

Asintió asintiéndome con tristeza —lo entiendo, Madds.

Le di un casto beso sobre sus labios y él solamente me seguía mirando de aquella manera que me hacía sentir tristeza en el corazón.

Parecía que él temía volver a Australia, que no quería regresar jamás. Todo eso me transmitía su mirada.

—No me vayas a dejar nunca.

Abrí mis ojos con asombro al escucharlo decir aquello con una voz tan suave y para nada grave.

—Jamás lo haré— dije acariciando su mejilla.

Agachó por unos segundos su mirada pero después volvió a levantarla para mirarme con mucha presión —¿quieres hacerlo?

Me quedé muda.

—¿Recuerdas lo que te dije aquella noche que me acompañaste al hotel?— asentí —decía la verdad Madison... no quiero irme de tu lado sin antes estar así contigo.

No sabía que decir. Me había tomado por sorpresa.

—No pienses mal— hizo una pausa al notar mi expresión de asombro mezclada con temor e inseguridad —no es esto lo único en lo que he pensado hacer contigo. Fuiste alguien especial desde siempre, me he dado cuenta que... eres con la persona que realmente me siento seguro de todo. En serio de todo.

Su voz era tan delicada que me hacía sentir calidez. No mentiría, me sentía igual que él. Félix era la persona con la me sentiría segura a pesar de no saber como actuar, de no saber que hacer ni como hacerlo.

Asentí —si quiero— dije con la voz temblorosa.

El rubio se sorprendió al inicio pero después solo me sonrió por un buen rato.
Parecía que ninguno de los dos sabía que hacer en este instante.

Para ambos era la primera vez de esto, no sabíamos cómo hacerlo y menos como iniciarlo.

—Uhm... bien— dijo volviendo a su voz grave por lo que me hizo soltar una corta risa —bien...— volvió a repetir.

Yo solo lo miraba. Él estaba mirando a todos lados como si eso hiciera que lograra la solución para poder iniciar todo esto, pero al final solo posó su vista en mí y se acercó lentamente a mi rostro.

—Y-Yo te amo Madison— dijo antes de acortar los últimos centímetros.

Asentí —y yo te amo a ti Félix— susurré mientras miraba sus pecas tan resaltadas últimamente.

Asintió firmemente y comenzó a besar mis labios de una manera muy distinta a otras veces.
Como la vez que nos estábamos despidiendo fuera del hotel donde se hospedaba aquella noche.

𝕊𝕦𝕞𝕞𝕖𝕣 𝕍𝕒𝕔𝕒𝕥𝕚𝕠𝕟𝕤~ 夏休み 𝕃𝕖𝕖 𝔽𝕖́𝕝𝕚𝕩 [𝕊𝕂ℤ] Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα