夏休み (41)

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Toda la noche estuve pensando en un plan perfecto para sacarle información a Susan, tal vez sería difícil sabiendo que ahora Félix estaba de mi lado en cierta manera.

El rubio se había ido a dormir desde hace rato porque estaba cansado, no pudimos terminar de hablar, pero había tiempo mañana.

Estaba acostada viendo mi celular, hasta que sonó una notificación de Instagram.
Miré la barra de mensajes y entonces abrí mis ojos rápidamente.

Me senté de una manera más cómoda en mi cama y entré al mensaje.
La cuenta de Félix estaba activa, me había metido a las historias para mejores amigos y hace solo unos segundos subió una foto a las historias.

La imagen era extraña, ni siquiera podía identificar el lugar donde fue tomada.
Pero probablemente fue tomada justo ahora, porque tiene la hora que pasó hace tan solo unos minutos.

Salí de la habitación con el celular en la mano, no sin antes tomarle captura a la historia por si la borraban o algo

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Salí de la habitación con el celular en la mano, no sin antes tomarle captura a la historia por si la borraban o algo.

Fui sigilosamente al cuarto donde se quedaba Félix y entré, cerrando la puerta lentamente para evitar hacer mucho ruido.

—Félix— susurré mientras me acercaba a la cama donde este estaba acostado boca abajo y todo despeinado.

—Uhm...

Fue lo único que escuché por su parte, pero seguía sin moverse de aquella posición.

Me senté en la orilla de la cama y miré que había otra nueva historia, pero la anterior fue borrada hace unos segundos.

Me senté en la orilla de la cama y miré que había otra nueva historia, pero la anterior fue borrada hace unos segundos

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—Félix— lo moví y él solo se movió para verme de reojo.

Le tomé captura otra vez y entonces el rubio se sentó para verme mejor —¿qué ocurre?

Le enseñé la historia y solo frunció el ceño —¿unos tenis? ¿Qué tiene eso?— tenía los ojos entrecerrados y su ceño fruncido.

—Es de tu cuenta. La persona que tiene tu celular— decía en susurro.

Entonces Félix abrió más los ojos y como si fuera magia, ya estaba más despierto. Tomó el celular y cuando volvió a abrir la historia, esta ya estaba borrada.

Me miró sin comprender apunto de decir algo, pero le quité el celular y busqué en la galería las capturas —estas son las historias que subió.

Las miró por unos largos minutos.
Parecía que estaba inspeccionando cada detalle de las fotos.

—Es el hotel.

Lo miré sin comprender —¿qué?

Me miró preocupado —es el hotel en donde mi escuela se está hospedado, y los tenis no te lo puedo asegurar pero se los he visto a Emilio.

No sabía que decir en ese instante.
Estaba... sorprendida, no quería especular nada, pero por lo que acababa de decir Félix. ¿Quería decir que Emilio robó su celular?

[...]

—¡Niños puercos!— gritó Ruby abriendo la puerta de manera escandalosa.

Abrí los ojos rápidamente, en cambio Félix se exaltó haciendo que se rodara y cayera de la cama.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasó?!— dijo el rubio mientras se levantaba y se sobaba la cabeza con una expresión de dolor.

—Tienen suerte de que mamá haya salido sin verificar que cada quien estuviera en su habitación— seguía ahí parada —¿qué hacen ustedes dos aquí eh?— alzó una de sus rubias cejas.

—¿Dormir?— dije con obviedad.

—¿Ah sí?— dijo Ruby —¿y por qué Félix está sin camisa ah?— lo señaló con el dedo índice de manera incriminatoria.

Yo abrí mis ojos como platos y miré al rubio, quien de cierta manera, estaba sin camisa.

Mis mejillas se pusieron rojas por completo. Era cierto, Félix había estado ejercitándose bastante...

Mi hermana rió al ver como de sonrojada pasé a estar pálida —da igual, son novios, algún día iba a pasar— iba a decir algo pero ella volvió a hablar —bajen a desayunar los dos ¡y con camisa por favor Lix!— lo señaló con los ojos entrecerrados.

Félix no dijo nada.
Solo vimos como ella salió de la habitación, volviendo a cerrar.

—¿Por qué no traes camisa?— dije mirándolo de manera algo... molesta.

Se encogió de hombros —¡yo que sé! No recuerdo, solo me dormí y ya— se puso devuelta la camisa que estaba en los pies de la cama —era muy noche Madison, solo estaba cansado.

Yo seguía mirándolo, tratando de recordar una razón para que el rubio se quitara su prenda anoche.

Negué repetidas veces con la cabeza al pensar en la posibilidad de que nosotros dos... ya saben.

—¿Qué?— rió al ver mi expresión de horror —¿qué pensabas?— alzó y bajó las cejas rápidamente.

Negué con la cabeza y manos —nada nada. No pensaba nada.

—Claroooo, lo que digas. Por eso estás tan roja que parece que eres un tomatito— se acercó a mi lado de la cama.

—No te acerques— me tapé el rostro con ambas manos —que vergüenza— dije en susurro.

Félix quitó mis manos y me miró con una amplia sonrisa —no recuerdo porque me quité la camisa, lo más probable es porque anoche la habitación estaba calurosa y olvidé abrir las ventanas— hizo una pausa para mirar mis ojos y yo los suyos —pero no me hubiera importado que haya sido por la cosa que pensaste...

Tragué saliva y agaché la mirada —no digas tonterías. Yo no pensé nada.

—Maddie— lo miré —te conozco aunque no lo creas.

Hice un leve puchero —mi hermana ahora piensa que nosotros dos hicimos eso— dije de regañadientes.

Se encogió de hombros —que lo piense, mientras no le diga a tu madre o a la mía— rió y dejó un casto beso en mis labios.

Sonreí levemente —por cierto Lix, tu cabello está un poco desordenado.

Él rió —el tuyo igual cariño— acarició mi cabello lentamente —¿y si me tomas una foto así?— dijo riendo.

Asentí y tomé mi celular.
Félix se sentó cerca de la ventana y yo le tomé una foto. Evidentemente sería mi nuevo fondo de pantalla.

—A ver— se acercó corriendo como un niño pequeño.

Le enseñé y mientras ambos mirábamos la pantalla del celular, lo miraba de reojo, su asombroso perfil.

Sonreí inconscientemente.
Era verdad, Félix jamás haría algo para dañarme como engañarme con alguien más, no tenía que dudar nunca de nuestra relación, menos gracias a terceros.

Félix notó que lo miraba, por lo que también me miró aún con su sonrisa de niño emocionado.
Con una de sus manos acarició una de mis mejillas y se acercó para besar mis labios de una manera delicada y tierna.

Los labios de Félix estaban tibios por la mañana, era agradable porque parecía que eran más esponjosos de lo normal.

𝕊𝕦𝕞𝕞𝕖𝕣 𝕍𝕒𝕔𝕒𝕥𝕚𝕠𝕟𝕤~ 夏休み 𝕃𝕖𝕖 𝔽𝕖́𝕝𝕚𝕩 [𝕊𝕂ℤ] Where stories live. Discover now