夏休み (44)

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Era de noche. Casi daban ya las 12 y aún estaba despierta mientras Félix estaba recostado a mi lado.

Él estaba acurrucado junto a mí. Parecía un bebé hecho bolita y no decía nada, solo estaba ahí quieto.

Yo acariciaba su cabello de manera suave y lenta.

—¿Te sientes mejor?— susurré.

Él abrió sus pequeños ojos rojos por las lágrimas que había derramado hace horas atrás —mejor— asintió después de escuchar su voz profunda.

—¿Quieres descansar ya?— di un casto beso en su frente.

Negó —no quiero dormir. Mañana me iré y no quiero que ese día llegue.

Sonreí tristemente —debes de dormir un rato Félix— susurré.

Se incorporó y me abrazó de manera repentina —ya no me quieron ir otra vez Maddie— susurraba con su voz quebrada como si estuviera apunto de llorar.

Suspiré y me alejé un poco —te falta un poco para que salgas de la escuela e ingreses a la universidad— le sonreí —¿crees aguantar ese tiempo?

Negó —no— hizo un leve puchero.

—Puedes venirte acá cuando termines la escuela— le sonreí.

El rubio sonrió de la misma manera —si quiero eso— soltó en susurro.

Se abrió la puerta de mi habitación y ambos miramos rápidamente de quien se trataba.

—Mamá ya está dormida. Será mejor que ustedes también lo hagan— hizo una pausa —¿mañana irás al hotel no Lix?

Asintió.

—Bien. Descansen— salió de la habitación.

Por suerte ambos ya teníamos la pijama puesta desde hace rato, cuando Félix simuló estar dormido en su habitación ya que mi madre comprobaba cada noche que estuviéramos cada quien en su recámara.

Me puse bajo las cobijas cuando Félix se levantó para apagar todas las luces.
Cuando lo hizo, solo se acercó y se acostó dándome la espalda.

Me acerqué a él y lo abracé de esa misma forma.
El rubio no se quejó ni dijo algo al respecto, solo tomó mis manos con las suyas y yo cerré mis ojos pensando en que ya estaba dormido.

[...]

—Maddie— susurró.

Abrí lentamente mis ojos. Antes de poder darme la vuelta; porque ahora yo le daba la espalda a él, miré el reloj que se posaba sobre mi buró y noté que eran apenas las 2 a.m.

Me giré y él estaba sentado observándome —¿qué pasa?— dije somnolienta.

Me senté de la misma manera que él.
Félix emitía pequeños sollozos, casi evitando que yo los oyera.

—¿Lloraste Lix?— estaba por acercar mi mano a su rostro pero este se hizo un poco para atrás —¿qué ocurre?— dije más seria que antes.

—Decidí que al momento de regresar a Australia... ya no volvería por mucho tiempo— dijo con su voz profunda.

Reí aunque no tenía ganas. Solo lo miraba esperando a que dijera que era una broma, pero él permanecía callado y serio. Hablaba en verdad.

—¿Es broma Félix?— dije con un nudo en mi garganta —Félix son las dos de la mañana, tienes sueño, no estás pensando bien.

Negó con la cabeza —Madison estoy cuerdo, sé lo que digo— suspiró —no volveré por meses, lo cual significa que debemos de terminar.

Mis mejillas ya estaban húmedas.
Me estiré para prender la pequeña lámpara a mi lado, entonces noté que él también estaba llorando.

—¿Hi-Hice algo malo?— susurraba para no despertar a nadie —¿por qué haces esto? ¿Por qué esta decisión tan repentina? Hace unas horas tú-

—Tengo un plan, pero no sé si llegue a funcionar— me interrumpió al escuchar que a cada momento subía el tono de mi voz.

No dije nada solo podía negar con la cabeza repetidas veces mientras mi lágrimas no paraban de salir.

—Escúchame Maddie— tocó una de mis mejillas con la palma de su mano —volveré hasta terminar al escuela.

—Falta un año Félix— dije casi ahogándome porque no podía hablar bien.

—No tendré oportunidad entonces— soltó un suspiro —entiende. Solo miranos, las despedidas son los peor, no nos llevamos con ellas— soltó una risa.

Tragué saliva —¿por qué terminar?— no comprendía.

—Es un año completo— agachó la vista —no quiero que te veas obligada a estar esperándome. Tú tendrás la libertad de decidir si esperar o continuar con tu vida.

Negué —¿en serio lo dices por mí? Yo sí te esperaría Félix— hice una pausa para mirarlo a los ojos —¿no lo dices por ti?

—Claro que no Madison— dejó de acariciar mi mejilla —dijiste que cuando entrara a la universidad podría estudiar aquí. Tienes mucha razón, mi madre siempre me dio la libertad de por lo menos escoger eso.

No decía nada. De verdad que las palabras no me salían. No lograba defenderme del plan que él tenía en mente.

Continuó hablando —si estudio aquí, no tendré que irme de tu lado, no habrá más despedidas nostálgicas. Ya no más— sonrió. Ya no estaba llorando.

Al contrario yo. Mis lágrimas seguían saliendo. Me había pedido terminar, más bien, no me lo pidió, terminó conmigo.

—¿Qué somos ahora?— la única pregunta que me pude formular sin soltar un solo sollozo.

—Mejores amigos— hizo una pausa al ver como mis lágrimas paraban —un par de mejores amigos que se aman y que volverán a estar juntos pase lo que pase. Todo depende... de que tan fuerte lleguen a ser nuestros sentimientos hacia el otro.

No pude más.
Me abalancé a él. Lo rodeé en un abrazo haciendo que el rubio con unos reflejos increíbles se sostuviera para evitar caer de la cama.

Me recostó una vez más en el colchón.
Me puso las cobijas encima y se recostó a mi lado para volver a abrazarme lo más que le brindaba el tiempo en aquella madrugada.

—Yo cumpliré mi promesa, Madison— susurraba sobre mi cabeza —mis sentimientos por ti no los tiene cualquiera.

Me aferré más a él.

Tal vez no comprendía aún, por el gran golpe que me dio aquella noticia que implicaba la palabra "terminar".
Pero ojalá y pronto lograra procesar, y tomar con responsabilidad y madurez, la decisión; que después de todo, no era tan descabellada como aparentaba.

𝕊𝕦𝕞𝕞𝕖𝕣 𝕍𝕒𝕔𝕒𝕥𝕚𝕠𝕟𝕤~ 夏休み 𝕃𝕖𝕖 𝔽𝕖́𝕝𝕚𝕩 [𝕊𝕂ℤ] Where stories live. Discover now