*Esta fue mi primera historia, así que cuidado con el cringe :) *
Bella Hargrove, la chica nueva en el instituto de Hawkins.
Al contrario que su hermano, Billy Hargrove, siempre pasaba desapercibida, igual que su hermanastra Max Mayfield. Pero cier...
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Aquella mañana, como Once iba a estar con sus amigos, decidí pasar el día con Steve y Robin en la heladería.
Como era fin de semana y encima verano, a la gente le gustaba mucho ir al cine del centro comercial. Por esa misma razón, Steve tardaba en cerrar, pero siempre me quedaba con él. Era nuestra manera de estar juntos si desaprovechar su tiempo.
Todavía seguía sin aceptar la propuesta de irme con él a vivir. Tampoco le había dicho nada de mi plan con Billy porque pensé que no le haría mucha gracia.
De repente Lucas, Max, Will y Mike aparecieron delante del mostrador. La puerta trasera de la heladería conectaba con la puerta trasera del cine. Siempre venían porque así podían pasar gratis al cine.
—Zoquete, tus niños han vuelto. — llamó Robin a Steve.
—¿Otra vez? — preguntó él poniendo sus manos en sus caderas después de asomarse por la ventana de la habitación privada que tenía la heladería.
Ninguno de ellos contestó, Mike le dio al timbre del mostrador. Mientras que Steve les acompañaba me quedé con Robin.
—Ves, te lo dije, tu novio es tonto.
—¿Solo porque les deja pasar? — pregunté.
— Es demasiado blando.
Justo después escuchamos las quejas de Steve.
—Os juro que como alguien se entere de esto...
—Nos matas. — acabaron los niños a la vez.
—Soy demasiado bueno. — dijo Steve pasándose la mano por el pelo.
—Claro que sí, cariño. — le dije mirándole con amor.
Después de unos minutos, las luz se fue en todo el centro.
—¿Qué ha pasado? — pregunté.
—Que raro. — murmuró Steve.
—Así no se arregla, zoquete. — le dijo Robin a Steve cuando vio que no paraba de darle al interruptor de la luz.
Steve empezó a darle más rápido. Finalmente, la luz volvió.
—Y se hizo la luz. — le reprochó el chico a Robin.
Pasar tiempo con Robin y Steve podía ser agobiante a veces, pero también podía ser divertido. Aunque ellos dijeran que no, eran buenos amigos y en poco tiempo se habían cogido confianza. Al igual que yo con Robin. La chica no tenía un carácter fácil de llevar, pero de alguna manera encajaba bien con el mío y hacía que tuviéramos una amistad más fuerte.
Me pasé todo el día allí, en la heladería. Al finalizar la larga jornada fui a casa de Steve. Desde que mi padre conocía a mi novio, parecía que era libre, al menos así me sentía, así que cuando me apetecía dormía en su casa, sin la necesidad de que mi padre me reprochara algo.
