Hoseok un omega imperfecto para los ojos de la sociedad, pero perfecto para muchos omegas que vivían una vida muy miserable.
un chico que a sus 24 años ha conseguido ser dueño de una gran compañia que se enfoca principalmente en el baile, destacando...
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—¡Basta! YugYeom y YounJae vengan aquí ¡YA!— comentó un estresado y alterado Omega quie no paraba de reprender a sus pequeños e inquietos cachorros.
—¡Pa!— reprochó él menor con un pequeño puchero en sus labios. —Solo queremos jugar con HoSeok Hyung—
—Si Papá, YugYeom tiene razón, a parte nosotros lo encontramos primero, osea que es nuestro— acotó esté con sonrisa triunfante, mientras que por otro lado el Omega menor no dejaba de reir a carcajadas por las ocurrencias de los pequeños.
—Ya, no te preocupes JinYoung— el Omega sonrió mostrando sus adorables hoyuelos —Solo son niños y están jugando— comentó este mientras revolvía los cabellos de ambos pequeños.—Ahora niños— Hoseok llamó la atención de los pequeños agachándose, quedando así a la altura de los contrarios. —Necesito hablar con Su padre un momento, ¿Me permiten?— ambos asintieron dejando por fin a solas a los mayores.
—¿Que sucede Hoseok? ¿Ya es hora?— su voz sonaba un poco desanimada mientras que su mirada se dirigía directamente al suelo.
Hoseok asintió en silencio mientras pasaba su mano por el hombro del contrario, dando leves caricias.
—Perdón, eres como el hermano que nunca tuve y lo sabes ¿No?—
Era cierto, solo habían pasado 15 días luego de haber despertado. Poco tiempo quizás, pero el suficiente para saber que ambos omegas habían creado un lazo familiar muy fuerte, a pesar de no tener ningún tipo de parentesco sanguíneo los cuidados y palabras que tuvo JinYoung con él fueron la chispa de energía que necesitaba para encender nuevamente sus ganas de vivir y cumplir todas sus promesas. Porque ahora también se había prometido que volvería con vida a los brazos de Namjoon, volvería porque extrañaba a su família y a sus amigos.
—Lo sé, y estaré eternamente agradecido contigo, con tu familia— Hoseok sonrió en un intento de no llorar —Creo que no me alcanzará la vida para pagarte todo tu gesto—
—Procura mantenerte con vida si es que realmente me aprecias— un triste puchero se posó en sus labios cuan cachorro sin su madre.
Estaba decidido, lo haría. Haría cualquier cosa para sobrevivir porque aún tenía muchas cosas que vivir y muchas personas con quién disculparse, pero sobre todo tenía a una persona en especial la cuál puso la confianza en él.
Al cabo de una hora Hoseok se encontraba saliendo de la pequeña aldea sacudiendo con nostalgia la mano hacia aquella familia que sin algo a cambio lo recibió con mucho apoyo y amor. Pero las cosas debían continuar y sin más su nuevo viaje emprendió, con todo el miedo de su alma, con todo el pánico que se albergaba en su cuerpo lo decidió. Iría por él.
—Resiste solo un poco más Baek—
Dos lunas habían pasado durante su larga caminata, ha tenido que descansar mucho más de lo que esperaba parece notar que su condición física no es mejor de lo que esperaba.
