UN CASO HIPOTÉTICO

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Lo podía ver cruzado de brazos en el umbral de la puerta por uno de los muchos espejos.

No podía creer que las malditas casualidades existieran, eso del destino y esas mierdas. No, me negaba a tal ridiculez.

No sabía como reaccionar a la escena que otra vez se repetía, pero él si lo supo, sonrió y caminó con cautela, cuando vio que yo me quedé estática. Decidió sin mi autorización hacer algo muy conveniente para sí.

En el momento en el que él estiró su mano y alcanzó el cierre, toda mi piel se erizó. Cada terminación quedó muy dispuesta a su pequeño roce. Solo había sido un minúsculo gesto que por poco me hace apretar los muslos. El vestido quedó en el suelo.Y no era de extrañar esos pensamientos más cuando últimamente mi mente jugaba en mi contra, ni contar con los últimos sueños que he tenido... Sin mencionar lo que hacía después...


Dios, se supone que el era un juego para mí, que él tenía que buscarme. Pero es que era tan lento.

Era como si su juego estuviera terriblemente premeditado para hacerme caer sin el menor esfuerzo.

Sin decir mucho que su estilo de vestir y su olor ya me cautivaban lo suficiente a un nivel que no quería aceptar más, no quería que me gustara más, sus gustos musicales ya me vencían en cierto punto y ahora el saber que es algo del Dementor me fastidiaba.

Sinn contar que al parecer el universo conspiraba con tenernos sin nada de ropa en una habitación.

No es como si me negara si así fuera...Pero no, siempre he dicho que la lujuria es el problema en todas las relaciones, desear era el peor síntoma y el peor castigo si no lo cumplías. Me conocía si dejaba que esto pasara. Terminaría como lo fue con Jared, el buen sexo me hizo quedar en una relación en la que no amaba.

Podría buscar a otra persona para calmar un poco mi problema...Pero ya lo había intentado una vez y terminó igual.

—Sé que terminaste con Jared, y créeme las ex no son tan importantes como la novia— sin dejar de mirarme a través del espejo, se acercó a mi oído— .Tuvo que ser duro darte cuenta que todo ese tiempo se tiró a Tasher, ni yo sabía que la perra venía tanto a Nueva York.

¿Qué? No eso tenía que ser una maldita broma.

Me volteé, ya ni me importaba si solo estaba en ropa interior. Aunque el corazón me latía a mil.

– ¿De que mierdas hablas? ¿por qué estás aquí?—Fruncí el ceño al parecer él no tenía ni idea de que yo no sabía lo de Jared. Dios, ¿por qué últimamente me daba cuenta de todo esto?

Podía imaginarlo pero me negaba.

—Al parecer Jared no es solo un mal polvo, si no que también es el mujeriego de siempre. Pero me pregunté si él no respeta los malditos códigos ¿Yo por qué sí?— Lowell hablaba como si antes de llegar aquí se hubiera tomado más de una copa—. Dios, hay que ser muy imbécil para no darte cuenta lo que tiene al frente e irse a buscar a ¿Tasher?— se ríe— ¿Cambiarte por Tasher?— bufó. Estaba un poco ebrio pude darme cuenta porque el alcohol desprendía cada vez que hablaba—. Eso es una locura, creía que Jared era imbécil, pero esto es otro nivel. Una vez dije que si veía a alguien que no apreciaba algo que de verdad vale la pena se lo quitaría. No sabes cuánto estuve esperando para volver a verte así.

EL QUERER DE UNA ILUSIÓNWhere stories live. Discover now