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Narra Ana

Al día siguiente...

Ese día era medianamente especial, le daban el alta a Mimi, pero aunque saliese del hospital no podría seguir haciendo conciertos hasta la fecha recomendada por el médico.

- Bueno, pues ya está todo listo, no te olvides de tomarte todo lo que te he mandado - le decía la médica a una Mimi muy atenta - si quieres que se te baje la inflamación y puedas empezar a hacer rehabilitación cuanto antes, es mejor que te tomes todo - ella asentía un poco cabizbaja.

- Muchas gracias, no se preocupe yo me encargaré de que se lo tome todo - la médica me sonrío cómplice y agradecida.

- ¿Vamos Mimi? - ella asintió y yo empujé su silla de ruedas.

La rubia se había empeñado en ir con muletas, pero le era imposible ya que llevaba prácticamente toda la pierna escayolada y era muy complicado coordinarse con las muletas, pero cuando algo se le metía en la cabeza no había quien se lo quitara de sus pensamientos.

- Deberías de llamar a tu madre y decirle que estás bien y te han dado el alta - le aconsejé mientras la empujaba dirección el coche de Míriam.

Ella sacó su móvil, ya encontrado por Míriam en la recepción del hotel, y marcó el número de su madre.

- Hola Mamá, era solo para decirte que ya me han dado el alta - dijo nada más descolgar su madre - si estoy bien, Ana me está cuidando muy bien mamá - sonreí a oírla - no se cuando volveré a Granada, ahora me tengo que recuperar, voy a tener que cancelar mis conciertos - soltó y se calló un buen rato, seguramente su madre le estaba aconsejando - lo se, no me queda otra - dijo con la voz triste - vale adiós, te quiero - colgó.

- Mimi - dijo mientras acariciaba su brazo - la gente seguro que lo entiende, has tenido un puñetero accidente y tienes el fémur roto - intenté que entrara en razón pero ella no estaba muy convencida.

- Bueno venga aquí esta el coche de Miriam - dije para evadir la conversación, y en parte porque ya habíamos llegado al aparcamiento  - y tú y yo nos vamos a Madrid a pasar unos días de relax, ¿si? - dejé un beso sonoro en su mejilla que ella intercambió con otro en mis labios y una sonrisa.

Como pude subí a la rubia en el coche, se acomodó en el asiento del copiloto y yo intenté que tuviera la pierna recta y un poco el alto ya que era un viaje bastante largo.

Conduje parte del camino en silencio porque Mimi había cerrado los ojos para descansar un poco y yo no quise molestarla, pero cuando acababamos de salir de Zaragoza me hizo parar en un área de servicio para comer los bocadillos que habíamos comprado en la cafetería del hospital y de paso ir al baño.

- Estoy muerta de hambre - dijo mientras desenvolvía el papel de su bocadillo de jamón.

- Yo también, llevó sin comer desde anoche - ella me miró sorprendida.

- ¿Enserio Ana? - yo asentía - ¿porque no comiste nada? -

Para que no se volviera muy pesada, le dije que la comida del hospital no me gustaba pero en realidad no comí nada para poder estar con ella todo el rato.

Continuamos la marcha sin problema y sin hacer paradas para que no se nos hiciera de noche en el viaje, la radio sonaba de fondo y de vez en cuando intercambiabamos algunas palabras.

- ¿Estas bien? - la miré y ella me miró colocando su mano sobre mi muslo.

- Gracias - soltó - gracias por haber hecho todo esto - yo sonreí tiernamente.

- Era lo menos que podía hacer, eres mi novia, ¿no? - dije sin apartar la mirada de la carretera, no quería tener otro accidente.

- Lo pasé muy mal - dijo con la voz rota - en ese momento pensaba que no te iba a volver a ver - sollozó - pensaba que me moría Ana -

Somewhere only we know✨ // warmiWhere stories live. Discover now