Viaje I

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Narra Mimi

Tiré el móvil en el sofá un poco cansada de todo mientras esperaba a que Ana llegara de la academia.

- Hola amor - entro justo en ese momento en casa - ¿que te pasa? ¿Lo mismo de siempre? - dejó un beso en mis labios y se sentó a mi lado.

- Ana hace quince días que anuncié que cancelaba la gira y siguen hundiendome con todo tipo de mensajes - bufé.

- Pero no le hagas caso cariño - se sentó a mi lado y me retiró un mechón de la cara - no merecen la pena.

- Pero me afecta mucho - la miré con ojos llorosos.

- Tienes que desconectar un poco, mañana te voy a llevar a un sitio que te va a encantar - yo la miré desconcertada - así que haz la maleta - como veía que no me movía del sitio me hizo aspavientos con las manos - ¡venga Mimi! -

Todo lo que tuviera que ver con desconectar, en ese momento me venía genial. No sabía cual era el destino de Ana, pero me daba igual con tal de dejar de pensar un rato en toda esa mierda.

Pero antes de ese viaje, teníamos otro al hospital, porque era el día que me quitarían la escayola y podría empezar a hacer "vida normal".

- Hola, buenos días - saludó la doctora con una sonrisa.

Después de hacerme varias preguntas, me llevaron a una sala bastante pequeña para quitarme la escayola.

- Ana tengo miedo - estaba bastante cagada, por si el hueso no se había curado del todo.

- Amor, mírame - ella cogió mi cara con sus manos - va a ir todo genial, te lo aseguro - dejó un beso tierno en mis labios y yo reí sobre éste.

- ¿Como es posible que con sólo un gesto me tranquilices tanto? - ella sonrió.

- Porque tengo poderes - dijo mientras hacía un gesto raro con las manos - soy una bruja - yo solté una carcajada bastante sonora.

- Eres mi mujer bruja - sonreímos.

La médica no tardó en llegar y en cuanto apareció por la puerta las inseguridades volvieron a mi. Me retiraron la escayola y con ayuda me subieron a la camilla. Ana tuvo que salirse fuera y verme en aquella habitación completamente sola me puso bastante nerviosa. Me tumbé y la máquina de rayos no tardó mucho el hacer su trabajo.

En seguida nos fuimos a la consulta para esperar los resultados, aunque ya no tenía escayola seguía en silla de ruedas.

- Bueno, Miriam - decía la doctora mirando la radiografía - aquí no se ve nada raro - en mi cara se dibujó una pequeña sonrisa.

- ¿Entonces?, ¿todo está bien? - pregunté temblando.

- A ver, el hueso está perfecto - yo mire a Ana que estaba sonriendo - pero aunque esté bien, tienes que hacer rehabilitación antes de hacer cualquier actuación, si no lo haces, el hueso puede volver a fracturarse -

Aunque me jodió que tuviera que hacer rehabilitación, estaba feliz, porque lo peor había pasado. Podía andar, y bueno, aunque lo estaba deseando, ya me había acostumbrado a la silla de ruedas.

Ana me ayudó a desplazarme, hasta el ascensor que nos llevaría hasta el aparcamiento, nunca había andado con muletas y me costaba bastante, además solo utilizaba una de ellas porque mi pierna se había recuperado bastante bien.

- Bueno, ¿contenta? - dijo Ana poniéndose el cinturón.

- ¡Ay Ana, no sabes lo feliz que estoy! - yo respondí eufórica.

- Más feliz vas a estar cuando lleguemos a nuestro destino - a mi se me había olvidado por completo que Ana me había preparado un viaje sorpresa.

Somewhere only we know✨ // warmiWhere stories live. Discover now