Capítulo 1: Sin metas.

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Había una sola cosa que podía sentirse en esos momentos, solo una, y no era para nada agradable.

Destrucción... En su estado más puro.

Personas huyendo despavoridas, algunas heridas, Pokémon debilitados que sufrían de impotencia al no tener la fuerza suficiente para proteger a sus entrenadores y sentir la culpabilidad de haberse convertido en una carga para ellos. Gente aterrada de lo que veían justo en ese momento trataba de resguardarse juntos a sus familiares y Pokémon de tal amenaza que ya se había llevado las vidas de varias personas y sus compañeros.

La ciudad estaba prácticamente en ruinas, no había lugar seguro donde esconderse y por lo tanto lo más lógico sería escapar, pero tampoco había manera.

Un rugido retumbó en los oídos de absolutamente todos, los niños se gritaron de miedo, No... Los adultos estaban paralizados, estaban perdidos.

Pero entre toda la oscuridad siempre persiste un rayo de luz, por más tenue que sea, siempre estará ahí.

Alejando a las tinieblas.

—Cuento contigo, amigo. —Un Entrenador Pokémon, como todos los demás, hace frente al monstruo frente a sus ojos.

Su compañero no quita los ojos de su oponente y suelta un rugido dando a entender a la criatura que ninguno de los dos dejará que siga destruyéndolo todo.

—¡Hagámoslo, Garchomp! —Grita con todas sus fuerzas levantando su mano derecha donde residía un brazalete con una extraña piedra incrustada.

¡RWAR!

...

Finalmente se cae de la cama por haberse movido tanto y siente el frío tacto del suelo en su rostro, no tiene de otra más que despertar pues lo que menos quería era enfermarse por andar durmiendo en el suelo, o más bien, dejarle todo su peso al mundo debido a su colosal flojera.

—Demonios. —Se queja al levantarse y ver el desastre que hizo de su cama.

Sin más se dispone a arreglar aquella zona de guerra, porque si su madre llegara a entrar y ver eso definitivamente se ganará un buen regaño por ello, tampoco es que deseara ser el objetivo de la mítica chancla, así que no dejo que la flojera de recién levantado lo detuviera.

"Otra vez ese sueño..." Pensó el chico mientras iba al baño para lavarse los dientes y asearse en general. Estaba algo fastidiado por lo antes sucedido durante su tiempo durmiendo.

Desde hace semanas había estado teniendo el mismo sueño dos o tres veces a la semana y por alguna extraña razón siempre despertaba en el mismo punto. No entendía si era casualidad o mala suerte, pero siempre pasaba así y como consecuencia de haber pasado por ello tantas veces aquel tema ya le provocaba estrés.

—Soltó un suspiro tan pesado como su propia existencia—. Y sigo sin saber quién es ese tipo...

Sopló el único mechón negro que su blanca cabellera poseía, era algo raro pero en cierto modo le gustaba, aunque no supiera de donde salió. Sus ojos de color carmesí pudieron ver su imagen reflejada en el espejo del baño, justo antes de que encendiera la regadera y se empezará a duchar.

Bufó con cansancio ya luego de haber salido de la ducha y bajar por las escaleras de su casa, tenía hambre y pues ahora no había más opción que esperar a que su madre terminara el desayuno.

—¡Maaaaamáaaa!

Aquel llamado llegó a los oídos de su progenitora quien se encontraba en la cocina, más por ser esto ya una rutina no dijo nada y simplemente fue directamente al comedor a dejarle el desayuno listo a aquel Oso Perezoso que de hecho era su hijo.

Sin Límites | Pokémon |Where stories live. Discover now