Capítulo 29: Los capitanes de Akala.

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Terminaron por alejarse más y más de su destino original, pero eso era algo que no podría importar menos en aquel momento, los tres estaban totalmente concentrados en averiguar que era lo que les molestaba tanto a los Lycanroc, sería algo así como hacerle un favor a la ciudad mientras los ayudaban.

Premio doble.

—¿Ryū a donde vamos?.

—No lo sé, yo solo los sigo.

—Se supone que aquí eres el traductor, ¿Cómo no lo sabes?

—Si me concentro lo suficiente puedo saber lo que dicen, pero no dura mucho y me duele mucho la cabeza, como ahora.—Explicó frunciendo el seño.—Si lo intentará seguro podría preguntarles, pero no tengo muchas ganas de terminar por desmayarme aquí...

—Vale, entiendo el punto.—Admitió Rouse.

—Solo nos queda seguirlos eh.

El camino a seguir los llevó a adentrarse en las profundidades de la Jungla Umbría, que se encontraba al norte de la ruta número cinco y en dónde debían tener cuidado para no encontrarse de lleno con cualquier entrenador en el lugar o algún Pokémon que no deseara su presencia en el lugar.

El camino se estaba volviendo complicado, con tantos árboles y maleza se les hacía difícil -a los humanos- avanzar sin detenerse a cada cinco minutos y que el grupo de Pokémon lo unos tuviese que ayudarlos, cosa que se llevó más de una hora.

—Ahora entiendo porque dicen eso de no salirse del sendero...—Dijo Nahomi agotada.

—Se que no vale la pena quejarse, ¡Pero no fastidien!—Bufó la peliazul.

—...

El único que no decía nada sobre el asunto era Ryū, estaba tan concentrado en el camino y en las posibilidades que rodeaban todo este asunto que su cerebro no tenía tiempo para molestarse en darse cuenta de lo cansado que le era a su cuerpo realizar todo el trayecto.

—¿Ryū...?

—... Si están cansadas pueden quedarse aquí, pero yo no pienso detenerme.

—¿Y dejar que te exijas tanto que tu cuerpo colapse?.—Dijo Rouse.—Ni de broma, si te dejo solo aquí seguramente ni almuerzas.

—Estoy con Rouse en esto, no vas a cuidarte si nosotras no lo hacemos.

—Largó un suspiro.—Como sea.

Un ladrido alertó a los entrenadores, con el claro mensaje de que por fin estaban cerca del sitio que buscaban y que a la final, resultó ser una especie de claro en el bosque lleno de hojas y cosas que claramente no deberían estar ahí, tratándose de una gran variedad de objetos y productos para uso humano.

Y en el centro del lugar.

—¿Qué es eso?

Los tres Lycanroc se adelantaron hasta el centro del claro, donde un bulto sobresalía de entre las púas moviéndose de forma muy irregular.

Su respiración era audible incluso para ellos desde esa distancia.

—Para respirar de esa forma tan desesperada...

—Está enfermo.—Concluyó la peliazul.

—Asi que era por eso...

El albino fue el primero en acercarse, cabe decir que lo hizo casi corriendo para terminar arrodillándose a centímetros de aquel bulto.

—¿Desde cuándo está así?

(Dos semanas...)

—No me jodan...

Sin Límites | Pokémon |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora