Capítulo 2: Una difícil decisión.

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Tal y como quedaron durante la mañana, Ryū y su madre estaban en el auto de camino al centro comercial para comprar cosas que sinceramente el desconocía y nisiquiera tenía cabeza para ponerse a prestarle atención.

Aquella visita del Profesor Sycamore lo dejó muy dudoso de lo que el creía estaría bien que hiciera, le mostró que podría ver cosas muy buenas fuera de su ciudad y siendo sincero.

Quiera verlo por sí mismo.

Su madre tarareaba una canción que pasaban por la radio mientras conducía, se detuvieron en un semáforo en rojo y entonces vio una buena oportunidad para preguntarle a ella, ya que no tenía a nadie más a quien consultarle.

—Oye, Mamá...

—¿Si? —Apenas y quito los ojos del camino pudo darse cuenta de aquella expresión tan impropia de él—. ¿Pasa algo?, ¿Te sientes mal?... ¿Quieres que volvamos?

—No, no, no, no... Bueno, si pasa algo... —Se colocó la mano derecha en su nuca, esto era difícil para el.

La mayor estuvo alrededor de diez segundos pensando en las posibles cosas que podrían estar afectando a su hijo, cosa que no era para nada fácil pues él jamás ha sido alguien a quien le importen muchas cosas y está segura de que aunque alguien esté siendo malo con él no le importaría en lo absoluto, eso descartaba esa opción.

Entonces...

—Sus ojos brillaron al imaginar cierta posibilidad—. ¿Te gusta alguien?

El Dragón menor se quedó pasmado sin saber qué decir. Acto seguido, se permitió darse una palmada en la cara por la deducción de su madre, debió esperar algo así viniendo de ella.

—¡No! No me gusta nadie, es... Otra cosa.

—Oww, me hubiese gustado. —Se lamentó mientras ponía el auto en marcha otra vez ya que tenían luz verde—. Pero entonces, ¿Qué es?

—Bueno, hoy en clases conocimos al Profesor Sycamor-.

—¡Oh, el profesor Pokémon más conocido de Kalos, woah!

—Veo que lo conoces...

—¿Como no?, Si yo hubiera estado ahí posiblemente habría posibilidades de que él fuera tu Padre ahora. —Comentó sin vergüenza.

—Mamá... —No sabía que decir a eso, pero como sea,  no parecía el momento para de hablar de ello—. La cosa es... Que él dijo que si quería... Podía ir mañana al laboratorio Pokémon de la ciudad y...

La mujer detuvo el auto abruptamente, deteniendo totalmente el tráfico por aquel carril y ganándose las miradas confusas de todos en la calle.

—¡Mamá! ¡¿Qué haces?!

—¡Di eso de nuevo! —Sostuvo a su hijo de los hombros y lo sacudió, ignorando Olímpicamente el ruido de los otros autos que pedían avanzar haciendo sonar sus bocinas.

—¡Mamá los demás autos!

—¡Dilo! —Volvió a sacudirlo pese a sus quejas.

Él entendió que ella no haría que el auto se moviera hasta que hablara, y no quería esperar a que les pusieran una multa así que cedió.

—El profesor dijo que podía ir mañana al laboratorio de la ciudad... Para buscar a mi primer Pokémon. —Soltó de golpe.

Cerró los ojos esperando algún tipo de regaño, pero lo único que recibió fue un brutal y asfixiante abrazo que lo dejo sin una pizca de oxígeno en los pulmones, seguido del movimiento repentino del auto al avanzar a gran velocidad lo llevó a sujetarse con fuerza y miedo al asiento.

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