Capítulo 31

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Hannah

Habían pasado cuatro días desde que Samantha nos comunicó lo que las estaciones pasadas le dijeron mientras que su alma estuvo dentro del libro. Cuatro días en los que Anie y Lydia se habían dedicado por completo a buscar la manera de romper momentáneamente el sello que mantenía las almas de las antiguas portadoras en el interior de aquel dichoso libro, cuatro días en los que la mayoría de los residentes en el castillo optaron por dejar de lado sus propias responsabilidades para ayudar en la preparación de la boda de Elizabeth y la coronación del nuevo Soberano de los Arquerrihus.

Tan solo quedaba una semana para el día tan esperado, todo parecía marchar bien, ningún incidente se nos había presentado y ni siquiera había visto que nada malo nos esperase para tan pronto, las Vettoris eran las únicas a las que no les permití dejar de lado por completo sus deberes, ellas tenían que mantenerse entrenando sin importar qué.

Todo parecía estar en calma, pero aquello en vez de hacer que me relajara, provocaba que la tensión me aumentara. Tenía un mal presentimiento de todo esto, no sabía cómo explicarlo, pero había algo en toda esa tranquilidad que no me gustaba.

—¿Sigues con la paranoia? —tan abstraída que estaba en mis propios pensamientos, apenas logré escuchar aquella voz.

Ni siquiera me había dado cuenta del momento en el que dejé de estar sola en aquella habitación, el castaño enfundado en uno de los típicos trajes de los Guardianes se encontraba recargado de la pared. Su ceño se encontraba levemente fruncido y sus brazos cruzados a la altura del pecho me decían que no estaba del todo feliz conmigo.

—Ahórratelo, Nicholas —solté antes de que él tuviera oportunidad de siquiera abrir la boca—. Sé lo que te prometí y que no cumplí, lo siento, pero no puedo dejar de pensar que ésta calma es inquietante, que probablemente no signifique nada bueno… —me acerqué a aquel tercer espejo de cuerpo completo, inmediatamente me encontré de frente con mi reflejo.

Pocos segundos después, el reflejo de Nicholas apareció detrás del mío.
—Hannah, no tienes nada qué temer, todos nos estamos encargando de que el castillo se encuentre lo más seguro posible, no trates de cargar con toda la responsabilidad tú sola —las manos del castaño se posicionaron sobre mi cintura.

—No lo entiendes, no solo me siento responsable de ver por la seguridad de todos, sino que la culpa me atormenta —de manera involuntaria levanté mi mano para tocar con mis dedos el cristal delante de mí, la frialdad que me transmitió me recordó que nos encontrábamos cerca del cambio de estación—. Me siento culpable de no poder hacer nada más para poder ayudar, se supone que mis poderes me permitirían avanzar en el tiempo, pero aquello todavía no lo puedo hacer muy bien, por lo menos no cuando se trata de Stefan, si me esfuerzo puedo obtener pequeños avances, nada más… —bajé la mano con lentitud—. ¿De qué me sirve eso? No soy de gran ayuda para los demás, que patética Madre del Tiempo soy.
Bajé la cabeza al ya no ser capaz de sostenerle la mirada a Nicholas, me sentía como si fuera una niña pequeña e insegura de sí, y odiaba sentirme así. También odiaba que el castaño estuviera viendo la parte más patética de mí, sin embargo, el parecía no estar de acuerdo conmigo.

Su mano en mi mentón me obligó a levantar la cabeza de nuevo, haciendo que mis ojos se encontraran por segunda vez en esos minutos con mi reflejo. Al ver que estaba a punto de preguntarle por lo que estaba haciendo, él habló dejándome nulas posibilidades de cuestionarlo.

—¿Acaso ves que la persona reflejada en ese espejo sea patética? —estuve a punto de responderle que sí, sin embargo, él no me dejó decir ni una sola palabra, de nuevo—. Porque yo no —aquello lo dijo de forma contundente, como si no quisiera dar espacio a que se le contradijera—. Yo solo veo a una mujer que lo ha dado todo de sí para hacer lo mejor posible su trabajo; una mujer hermosa tanto física como sentimentalmente; una mujer inteligente, decidida, trabajadora, una que está dispuesta a hacer hasta lo imposible con tal de que su familia, sus amigos y todos aquellos seres que ama estén a salvo —la mirada que me estaba dirigiendo estaba cargada de sentimientos, eran tantos que por un par de segundos mi respiración dejó de ser normal—. No eres patética, nadie aquí piensa que no seas de ayuda, al contrario, ¿Qué haríamos sin ti? Y sí, tal vez aún no tengas del todo controlado los poderes, pero eres joven en esto, ni siquiera has cumplido tu primer siglo como portadora del tiempo, ¿Cuánto crees que le tomó a James controlar todo medianamente bien? —él sonrió al hacer aquella última pregunta, la cual no hizo falta responderla, ambos sabíamos muy bien cuánto le había tomado a James—. Hannah, tienes el apoyo y el amor de todos, por supuesto que nos eres de ayuda y que te necesitamos, yo te necesito… —lentamente él me comenzó a dar vuelta y una vez que quedamos frente a frente, me tomó de la mano haciendo que entrelazáramos nuestros dedos—. No vuelvas a hablar así de ti misma, ¿de acuerdo? Recuerda que puedes compartir conmigo cualquier cosa que te inquiete, yo siempre estaré para ti y siempre te apoyaré en todo, ¿bien? —asentí con la cabeza y traté de sonreírle.

*PAUSADA* Las cuatro estaciones: Tiempo (Bilogía #CuatroEstaciones)Where stories live. Discover now