CAPÍTULO 8

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*POV SELENE*

Aparecimos en el callejón Diagon, mi padre se puso a hablar con mi mamá, cada vez estaba mas sospechoso su comportamiento, bueno mas de lo normal.

— Nos dividiremos, Draco tu iras conmigo, Selene tu iras con tu madre — mi padre ordeno, que nos separaríamos, vi que le entrego una caja a Draco para que la llevara ¿que habría ahí?

— Vamos Sel, iremos por las túnicas — camine con mi mamá hasta la tienda de túnicas de Madame Malkin.

Al entrar nos encontramos con Madame Malkin, que me observo asombrada — Ohh cuanto has crecido niña, me imagino que vienes por otra túnica — era obvio lo que hacíamos allí, pero me abstuve de hacer algún comentario.

— Si Madame, venimos por túnicas para mis dos hijos — la propietaria asintió contenta, ya que en mi familia no se compraba solo una túnica sino dos o tres para que siempre estuviéramos impecables, y mas compra significaba mas dinero.

— Muy bien, niña acércate un poco — decía Madame mientras mientras que una cinta me tomaba medidas.

— La del joven Malfoy sera mas grade como una cabeza mas de largo — Madame aclaraba como seria la túnica y uniforme de mi hermano, mamá le hacia algunas aclaraciones para que no hubieran errores, todo hubiera sido mas sencillo si Draco hubiera venido con nosotros, pero en contra de las ordenes de mi padre no se podía ir.

Al estarme aburriendo en la tienda decidí pedirle a mi mamá si podía irme a la tienda de escobas, para ir viendo la indumentaria que necesitaba, gracias a Salazar que me dio permiso de ir porque era tedioso escucharla discutir con Madame Malkin.

Cuando ya estaba cerca de la tienda vi dos cabezas pelirrojas mirando a través del vidrio de la tienda de escobas, la Nimbus 2001, era una escoba increíble y seria mi escoba, bueno y la todo el equipo, pero trataría de olvidar ese echo, solo recordarlo me hacia hervir la sangre.

— Viendo lo que no pueden pagar Weasleys — me coloque en medio de las dos fotocopias, mientras les mostraba una de mis clásicas sonrisas, vi que ambos pelirrojos se sobresaltaron, de seguro no me vieron llegar, sus caras de susto eran un poema, esto solo mejoro mi humor, que hermoso era fastidiar a este par o a cualquier Weasley.

— No te metas Malfoy, nadie pidió tu opinión — esto lo dijeron al mismo tiempo, se parecían a mi y a Draco en eso, debía ser una cuestión de gemelos, una conexión mágica.

Yo puse una cara de tristeza digna de un premio mientras que llevaba una mano a mi pecho y de ahí a mi rostro y hacia que mi cabello cayera encima de mi rostro para que no se dieran cuenta que en realidad no estaba llorando, note que se comenzaron a creerse mi actuación — Maa ma... Malfoy, este...he...nos... nosotros..lo...lo...sentimos — que ingenuos eran estos dos, tiernos y dulces, pero ingenuos; yo levante mi rostro lentamente con una sonrisa socarrona en el mientras levantaba una ceja.

THE TRUTH AFTER THE LIE- Fred Weasley (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora