Capítulo 24

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Maratón 1/2



—¿Jackson?

—¿Mmm?

—¿Pensabas ir a la oficina mañana?

Él apartó el libro que estaba leyendo y miró a Mina. Se había llevado tarea a casa. Desde que habían terminado de cenar, estaba sentada en el escritorio de la biblioteca ojeando documentos.

—Si quieres que vaya...

—Algunas de estas cosas me superan —contestó ella—. Son muy técnicas y necesito que me des tu opinión. Hace casi una semana que no vas por allí. Creo que es importante que te presentes a la empresa siempre que puedas.

—¿Es que los ratones hacen fiesta?

Ella sonrió.

—No, porque saben que yo castigaría a los problemáticos. —Dudó un momento y luego añadió—: Creo que es importante para ti.

—Ah, vaya, así que crees que el problemático soy yo.

Mina colocó las manos sobre las caderas y fingió estar irritada.

—¿Es que buscas pelea?

—Está bien, basta de bromas... Pero ya sabes que el hecho de que no vaya físicamente a la oficina no significa que no esté trabajando, ¿verdad?

—Sé que tu cerebro no deja de trabajar, pero estar en la oficina te daría más energía.

Jackson la contempló durante unos segundos y luego dijo:

—Estás haciendo tu trabajo además de complementar el mío. ¿Las responsabilidades dobles resultan excesivas para ti?

Había tocado un punto sensible, y ella reaccionó.

—¿Acaso crees que lo son?

—En absoluto. Pero me he dado cuenta de que pareces cansada.

Pasó por alto el comentario.

—Estoy preocupada por ti, no por mí. TwiceLights te apasiona. Es lo que alimenta tu vida. Necesitas a esa compañía aérea tanto como la compañía te necesita a ti. Y además, ¿cuándo fue la última vez que salimos a cenar?

Él inclinó la cabeza hacia atrás ligeramente.

—Lo siento. Creo que me he perdido. ¿Cuándo hemos cambiado de tema?

—No hemos cambiado de tema. Está relacionado.

—¿Ah, sí?

—Ya casi nunca vemos a nuestros amigos. Ni me acuerdo de la última vez que salimos o que invitamos a una pareja a almorzar con nosotros el domingo o a jugar una partida de cartas. Tú te quedas aquí escondido casi todos los días. Yo no hago más que trabajar. Me encanta el trabajo, no es que me queje, pero...

Se quedó callada, bajó la barbilla y dejó que la frase quedara suspendida en el aire.

—Te ha llegado la regla.

Mina levantó la cabeza, lo miró a los ojos y, mientras sus hombros se hundían gradualmente, asintió.

—Lo siento.

Él frunció el ceño con pesar.

—Lo sabía.

—¿Por mis reproches?

—No. Esta mañana ha sido la única en que no te he preguntado si la tenías.

—Jackson...

Mina se había equivocado. No era pesar lo que escondía su expresión, sino sentimientos de culpa. Había seguido el ciclo de su esposa con diligencia, le había preguntado por él todos los días, en ocasiones, varias veces al día.

Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]Where stories live. Discover now