Capítulo 33

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—Si quieres que gire, tienes que girar el dedo medio y el indice. —Chaeyoung le mostró el movimiento giratorio de la pelota a Yeji—. ¿Ves? Hay que girar los dedos justo en el momento en que sueltas la bola. Inténtalo otra vez.

Le dio la pelota. Yeji tenía la cara tensa por la concentración mientras agarraba el objeto de la manera que Chaeyoung le había enseñado y lanzaba un pase.

—Mucho mejor.

—¿Puedo probar otra vez, Chaeyoung? Creo que los he quitado un poco tarde.

—De acuerdo, pero sólo una más. Está a punto de empezar el entrenamiento.

Chaeyoung se dio cuenta de que el segundo pase era mejor.

—Muy bien, Yeji. Empiezas a tomarle práctica. Sólo tienes que lanzar mil tiros más y ya lo tendrás. Batirás récords...

Bajo la gorra, el rostro sudado de Yeji esbozó una sonrisa.

—Ayer fue divertido. Excepto por... ya sabes.

—Sí, siento que tuvieras que verlo.

—Se lo he contado a mi padre. Dice que hiciste lo único que se podía hacer. Si te hubieras enfrentado, habría sido peor.

—Supongo. ¿Te fijaste en el tamaño de esos tipos?

Yeji rió, y acto seguido dijo tímidamente:

—A lo mejor podemos quedar otro día para tomar un batido.

—Estaría bien.

—Sí. Bueno, nos vemos mañana.

Chaeyoung dio dos golpecitos sobre el hombro de la chica.

—Aquí estaré.

Yeji corrió para reunirse con sus compañeras, quienes se congregaban en un lateral del campo de entrenamiento. Heechul estaba entre los demás padres. Chaeyoung alzó la mano para mandarle un saludo y Heechul se lo devolvió.

Chaeyoung trotó por el campo para recoger las pelotas que Yeji había lanzado y las metió en la bolsa de tela que guardaba en el maletero del coche. Tiró del cordón de la bolsa para cerrarla y se la echó al hombro.

Fue entonces cuando vio a Namjoon, de pie al otro lado de la valla metálica, observándola.

Chaeyoung ya tenía bastante calor tras haberse pasado una hora con Yeji en pleno sol. Y cuando vio a Namjoon, fue como si la sangre alcanzara el punto de ebullición en unos segundos. Tuvo que reprimirse para no cargar contra la valla.

Sin prisa, cruzó la entrada y caminó hasta Namjoon. El muy cabrón ni siquiera se dignó a mirarla. Tenía la vista clavada en el campo, hacia el lateral opuesto, donde el entrenador del instituto advertía a su joven equipo de que tuvieran cuidado de no acalorarse demasiado ni de deshidratarse durante el entrenamiento.

—Qué patético eres, Namjoon —dijo Chaeyoung—. Recoges periódicos viejos como un vagabundo.

Namjoon se rió entre dientes, pero seguía sin girarse para quedar cara a cara.

—Era muy entretenido de leer. Y no quería guardármelo para mí solo.

Chaeyoung hizo ademán de agarrarlo por el hombro y darle la vuelta, pero finalmente no se atrevió a ponerle la mano encima. Namjoon se la devolvería. Y si la cosa se ponía fea, algo que inevitablemente ocurriría, habría demasiados testigos. En particular, estaba Heechul. Chaeyoung le había prometido que no causaría problemas. El día anterior el periodista deportivo le había confiado a su hija. Por nada del mundo quería traicionar ahora su confianza.

Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]Where stories live. Discover now