FINAL

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Chaeyoung contestó la llamada al móvil al segundo tono.

—¿Sí?

—¿Hoy a la una?

El corazón se le paró antes de acelerarse con unos latidos increíblemente desbocados.

—¿Te va bien en el mismo sitio?

—Eh, sí... Sí, sí.

—Nos vemos entonces.

Permaneció con el aparato pegado a la oreja otros treinta segundos antes de cerrar la tapa. Luego se quedó allí plantada en medio del centro comercial, dejando que los demás compradores la esquivaran mientras intentaba convencerse de que estaba despierta, no era un sueño, era cierto que Mina acababa de llamarla.

Igual que la primera vez, llegó a la casa por lo menos veinte minutos antes de la hora acordada. Condujo por la urbanización hasta las doce y cincuenta y ocho. Cuando volvió a llegar a la casa, el coche de ella ya estaba aparcado. Dejó el suyo detrás. Camino hasta la puerta principal se le hizo interminable. Estaba a punto de llamar al timbre cuando se abrió la puerta y se encontró a Mina allí de pie.

—He oído el coche.

Durante un buen rato, Chaeyoung no dijo nada, se limitó a quedarse quieta, contemplándola. Al final, la alegría se abrió paso por su tenso pecho en forma de una risa nerviosa.

—Estás hermosa.

—Gracias.

—No, lo digo en serio. —Llevaba un jersey ajustado de color rosa y unos pantalones negros elásticos. Sencilla, elegante y atractiva como nunca, como siempre—. Tremenda.

Mina se sonrojó ante el piropo y se apartó, indicándole que entrara. Chaeyoung pasó a la zona de estar que le resultaba tan familiar, aunque había cambiado radicalmente desde la última vez que había estado allí. La casa se había transformado en un acogedor hogar.

Reconoció el armario, pero el sofá era nuevo. Había más muebles que antes, cuadros en las paredes, revistas y libros y una alfombra mullida, un jarrón con tulipanes blancos en la mesita auxiliar. Por primera vez, las cortinas estaban abiertas y dejaban que entrara el sol. En la calle no hacía frío, así que el fuego encendido con poca leña era más para dar ambiente que calor.

Se giró para mirar a Mina. Sabía lo que iba a decirle antes de que abriera la boca.

—Ahora vivo aquí.

—He leído que has vendido la mansión. ¿Te gusta vivir en esta casa?

—Me encanta.

Intercambiaron una mirada larga, rota finalmente cuando Mina se acercó al sofá.

—¿Te apetece un té?

—Claro.

—¿Frío o caliente?

—Frío, por favor.

Chaeyoung se sentó y Mina desapareció en la cocina. Por curiosidad, se inclinó hacia delante y abrió una de las puertas del armario. Había un televisor y cosas para leer, así como películas recientes en DVD. Nada picante.

Cerró las puertas y se acomodó sobre los cojines del sofá con una postura que confiaba que pareciera relajada. En las dos horas y ocho minutos que habían transcurrido entre la llamada de Mina y su llegada, no había respirado con tranquilidad ni una sola vez.

Mina regresó con una bandeja en la que había una jarra de té con hielo y dos vasos. La colocó en la mesita auxiliar y llenó un vaso para cada una.

Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]Where stories live. Discover now