Capítulo 26

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Mina le abrió la puerta, después se apartó y la invitó a pasar. Se fijó en que esta vez no llevaba sudadera deportiva. Se había puesto una blusa negra de manga larga que parecía ligera metida por la cintura en los jeans y unas botas casuales negras, que ya le había visto en otra ocasión. Llevaba una bolsita blanca de papel en la mano.

Después de cerrar la puerta, se reunió con Chaeyoung en la sala de estar, justo cuando ella se quitaba las gafas de sol. Consiguió ahogar el suspiro, pero no por completo. Tenía toda la cara magullada, especialmente en la zona que rodea los ojos y en la mandíbula.

A juzgar por el color enfermizo de los hematomas, debían de ser de hacía una semana más o menos. Recién propinados debían tener mucha peor pinta.

El corte que llevaba encima de la ceja también era nuevo. Y el del pómulo estaba mucho más pálido que hacía un mes.

O era dada a tener accidentes o...

Prefería no imaginarse el «o». Ninguna de las posibilidades que se le ocurrieron en aquel momento le parecía buena.

Chaeyoung se dio cuenta de la mirada fija de Mina, pero como no comentó su aspecto ni dio explicaciones de por qué estaba tan acabada, Mina no preguntó.

Chaeyoung dejó las gafas de sol y la bolsa de papel en la mesa de centro, después se quedó de pie observando las puertas cerradas del armario de la tele durante varios segundos antes de volver a mirarla.

—¿No funcionó?

Como Mina todavía estaba preguntándose en qué circunstancias le habían puesto la cara tan morada, tardó un segundo o dos en asimilar su pregunta.

Desvió la mirada y sacudió la cabeza.

—Si lo hubiera hecho, no estaríamos aquí.

—Es verdad.

El aire acondicionado empezó a funcionar. Sin su suave ronroneo, la casa parecería extrañamente silenciosa.

—Bueno...

—Yo...

Empezaron a hablar al mismo tiempo. Mina le indicó que continuara ella.

Chaeyoung se acercó a la bolsita que había llevado y se la entregó:

—He traído esto.

Mina la miró con curiosidad, después abrió la bolsa y miró qué había dentro. Cuando vio la caja, su corazón dio un salto.

—Eh, no es de los que llevan espermicida —informó Chaeyoung—. Me he asegurado, porque algunos sí llevan. Me refiero al espermicida...

Como no estaba segura de que fuera a salirle la voz, Mina asintió con la cabeza. Chaeyoung movió los pies nerviosa.

—He pensado que como...

—Sí, gracias.

Antes de que alguna de las dos añadiera algo, Mina se apresuró a entrar en el dormitorio.

Una vez dentro, cerró la puerta y se apoyó contra ella. Tenía la bolsa agarrada con tanta fuerza como si le fuera la vida en ello. Notaba las palmas literalmente empapadas. Qué tonta era de ponerse tan nerviosa. Lo curioso era que lo que más nerviosa le ponía no era el tubo de lubricante en sí, sino el hecho de que Chaeyoung hubiera pensado en llevarlo. Que hubiera pensado en algún momento en lo que iban a hacer hoy.

Dejó el bolso de mano encima del tocador y fue al cuarto de baño. El espejo que había sobre el lavabo reflejó una imagen de aspecto sorprendentemente normal. Pelo negro. Ojos cafés con tintes claros, un lunar en la nariz, otros dos más junto a la boca y uno más pequeño en la barbilla. Un rostro de forma triangular, la frente ligeramente más ancha que la mandíbula. Se salvaba de parecer en exceso fina por los labios, que eran carnosos y, según le habían dicho, atractivos.

Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora