Capítulo 16 🏀

40.8K 4.3K 1.1K
                                    

C H L O E

Eran las tres de la tarde cuando a los chicos se les ocurrió la maravillosa idea de despertarme tirándome un vaso de agua congelada en el maldito rostro.

—¡¿Qué mierda?! —grité ni bien sentí el frío líquido escurrirse por mi cara, cuello y hasta pecho.

—¡Saluda a los fans de Daring Boys, estamos en vivo! —exclamó Joel, mientras me apuntaba con su móvil.

Le sonreí y le mostré mi dedo del medio.

—¡Qué malota! —soltó Harvey con ironía entrando a mi habitación sin permiso.

Como todos.

—¿Tienes resaca? Tengo unas pastillas para el dolor de cabeza —comentó Eros, acercándose.

—¡Hice exprimido de naranja y no rompí nada! —chilló Evan emocionado.

Sonreí genuinamente ante la alegría de Evan por haber exprimido unas naranjas.

—Guárdame un poco —pedí.

—¿Recuerdas sobre los secretos que revelaste anoche? —indagó Jack cruzado de brazos. Como si quisiera regañarme.

Fruncí el ceño, tratando de recordar.

Y pensé...

Y pensé.

Y...

—Oh, mierda —susurré preocupada, había soltado información de más.

¡¿Por qué hice tal cosa?!

—¡Nos hiciste llegar a los cien mil seguidores! —chillaron Joel y Evan.

—¿Cómo que hice? —dudé.

Notando la mirada de Harvey, pero no me miraba a mí. Si no a mis...

Oh, mierda.

Entendí por qué carajos me miraba al bajar la vista hasta dónde él la tenía.

No llevaba brasier y por culpa del agua que me arrojaron, se me notaban los pezones.

Aún así no tiene derecho a mirarme tanto. Es decir, el resto de los chicos no lo hacían.

Carraspeé, debido a que Harvey seguía viéndome. Y este al ver que noté su mirada, la apartó enseguida.

Al parecer mis compañeros de casa, no notaron mis pechos mojados ni la descarada mirada de Harvey.

Estaban tan concentrados en sus cuentas que no parecía importarles más nada que eso.

Así que me levanté, tomé mi ropa y me encerré en el baño. Dejándolos en mi habitación, lo cual no me agradó mucho.

Me coloqué un short deportivo negro, un brasier y una camiseta de deporte gris, que me quedaba bastante ajustada.

Al salir del baño, los cinco chicos seguían en mi habitación, tomándose fotos en poses extrañas y algunas hasta divertidas.

Reí al ver caer a Joel de mi cama, debido a que Eros lo empujó de una patada.

—Bebé, ven aquí —dijo Eros, señalando mi cama.

Negué con la cabeza, divertida.

—Ya van ciento diez mil —murmuró Evan, quien seguía pegado al celular. Parecía viciado.

—Vaya, si sabía que Chloe haría que nos siguiera más gente, la hubiéramos grabado antes —comentó Eros, burlón.

—¿Grabado? —pregunté confundida.

Los chicos de Chloe | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora