|Capítulo 28|

37.3K 4.2K 957
                                    


—Creo que deberíamos ir al hospital —propuse.

Jack negó varias veces con la cabeza, como si aquella no era una opción.

—No puedo ir al hospital —aseguró—. ¿Cómo les explico mis heridas? 

—Di que te golpearon para robarte.

—No, ayúdame a desinfectar y vendar.

Solté un bufido y desinfecte aquella herida, para luego ponerle una venda ajustada.

Mierda que le habían dado una paliza.

—Gracias. Y por favor, no digas nada sobre esta noche.

Asentí y Jack salió de mi dormitorio.

🏀

A la mañana siguiente, para mi sorpresa no me despertaron con agua congelada, si no gritando a través de un megáfono.

El dolor de ovarios este día había sido potente, pero debía ir a clases, asique solo me dediqué a seguir a Eros. 

Coincidimos en todas las jodidas clases.

En el almuerzo algunas chicas acompañaron a Joel, Jack y a incluso Evan. Pero Eros solo me hablaba a mí.

Aquellas tres chicas ni siquiera me habían saludado cuando llegaron, se limitaron a sentarse en el regazo de mis compañeros y besarlos cada dos minutos.

—Bueno...es un gran espectáculo ver a mis tres amigos con trillizas, pero debo irme —comentó Eros levantándose de su lugar.

<¿Se iba? ¿Me va a dejar aquí sola?

 —Chloe, ¿necesitas que te cargue?—dijo Eros.

Oh, mi dulce salvación.

«Muy dulce»

Me levanté de inmediato y lo seguí para abandonar los pasillos de la Universidad.  Ya no teníamos ninguna otra clase, nos estábamos yendo, ¿pero a dónde? 

—¿A dónde vamos? —indagué.

—A dar una vuelta —dijo apuntando con la cabeza a una motocicleta roja.

Me quedé sorprendida, literalmente.

—¿Puedo manejarla?

—Claro que no.

—Tengo carnet —agregué.

—No te dejaré manejar a mi hermosa Hera —dijo subiéndose a aquella motocicleta.

¿Hera? ¿En serio? 

En Boston yo manejaba mi Jeep negro y una motocicleta negra, pero nunca les puse nombre. ¿Debería ponerle nombre?

—¿Vas a subir o no? —insistió, sacándome de mis pensamientos.

Asentí y le tendí mi mochila de color negro, para luego sentarme detrás de él. Busqué alguna manija detrás de mí, pero no había nada.

—Sé que sonará cliché pero, deberás agarrarte de mí —dijo mientras me daba su casco negro.

¿En serio? ¡¿Por qué su motocicleta no tenía de donde aferrarse?!

«Solo subete, sabes que lo disfrutarás»

Solté un suspiro, me coloqué el casco y lo tomé de la cintura, al parecer no estaba conforme con mi agarre porque tomó mis manos y las ubicó a su gusto.

Aceleró antes de partir. Maldito ingenioso, logró pegarme más a él.

Y en un abrir y cerrar de ojos, estábamos recorriendo aquellas calles a toda velocidad.

El viento chocando contra mi mejilla, era mi más preciada satisfacción.

No estuvimos mucho tiempo sobre la motocicleta, o eso sentí.

Cuando paramos, visualicé la playa.

—Te presento mi lugar favorito —dijo Eros en tono orgulloso, le sonreí y bajé de la motocicleta.

Acto seguido el hizo lo mismo y la estacionó. Para luego tomar mi mochila y colocarla en uno de sus hombros.

Si el quería cargar mi mochila, no me opondría.

Seguí observando el lugar y visualicé un puesto de helado.

—Quiero un helado —dije con una sonrisa.

—Bien por ti.

—¡Oh, vamos! ¡Prestame dinero! 

Eros soltó una risa y se dirigió hasta el puesto de helado, yo en cambio lo seguí.

A los minutos apareció con dos conos de helado, uno de vainilla y otro de chocolate.

Quité de sus manos el de vainilla y comencé a alejarme de él.

—¿Y el gracias Eros eres genial?

—¡Gracias! —exclamé de lejos.

—¿Y el besito?





Los chicos de Chloe | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora