|Capítulo 29|

37.3K 4.3K 1.6K
                                    


 Eros.

Joder, tener a Chloe comer ese maldito helado frente a mí, daba mucho material a mi imaginación.

Luego de haber comprado los helados, habíamos bajado hacía la playa. Y allí estábamos, sentados en la arena húmeda que me generaba cierta picazón en el trasero.

Desde el primer día que la ví supe que había algo en ella que me tendría loco, y así fue.

Su jodida seguridad a la hora de enfrentarse ante cualquiera, su risa, sus facciones su cuerpo, joder me tiene loco, y ni siquiera es capaz de darse cuenta.

—¿En qué piensas? —me preguntó.

¿Y ahora qué le digo? ¿Me hago el dificil como acostumbro a hacer?

—En lo relajante que estar aquí —dije mirando el mar fijamente.

Eso es, sin contacto o soltaras las ganas que tienes de hacerlo allí mismo.

—Es cierto, me gusta estar aquí, contigo.

La miré fijo ¿Qué rayos significa eso?

Es tan complicado entenderla, al principio creí que era una chica común y corriente, pero no.

No se derritió ante ninguno, bueno...se besó con Harvey, y aunque me molestó un poco. Entendí que le gustan los chicos decididos y yo soy uno. Por eso soy un daring.

Cuando le dije que competiría con Harvey, solo estaba probando mi teoría.

Si no decía nada y huía, era porque dejaría que nos matemos por ella. Pero gracias a dios ella se hizo valer, eso precisamente  era lo que me tenía encantado.

Le gusta el punto medio, un chico atrevido pero, a la vez dulce, pero no tanto. Es complicada, pero valdrá la pena cuando se enamore de mí, lo sé.

Mi móvil sonó y al verificar era un mensaje de mi hermana Edda.

«Edda la mejor hermana: 

POR QUÉ NO ME CONTASTE QUE TIENES NOVIA??? ESTÚPIDO»

Oh, siempre tan dulce.

«Porque aún no la tengo» tecleé rápido y guardé el móvil en mi bolsillo.

Chloe me miraba fijo y en silencio, eso me incomodaba. 

¿Qué sucedida en su mente?

—Cuando era pequeño solíamos venir cada domingo —comenté tratando de comenzar una conversación.

—Me hubiera encantado tener algo fijo con mi familia —dijo en tono triste.

—Explicate —pedí.

—Mis padres se divorciaron cuando tenía siete —dijo mirándome seria—. No me influyó mucho porque nunca estaban en casa, pero a partir de ahí mi madre comenzó a trabajar demasiado. Así que pasé toda mi vida junto a Nina, que empezó siendo la señora de limpieza y la cocinera de la casa. 

—Guau.

¿En serio nunca tuvo un buen momento con sus padres?

—Nina era como mi segunda madre, pero los años le ganaron y falleció hace dos —agregó con lágrimas en los ojos.

Oh, no va a llorar.

¡¿Qué hice?!

—Lo siento —fue lo único que logré decir. 

Pero de un instante a otro, las lágrimas en sus ojos se desvanecieron.

¿Por qué se reprimirá tanto?

—Podríamos venir otro día, así me meto al mar —dijo con una sonrisa.

—Por supuesto, todo sea por verte en bikini —bromeé.

Chloe me lanzó una de sus habituales miradas y rió.

 —Cuéntame más de tus días de venir a la playa —propuso.

¿Quería saber sobre mí? Eso es nuevo, la mayor parte de las veces que intentaba dialogar con una chica, me callaban. Es decir, sé que soy irresistible. Pero al menos déjame dialogar un poco antes de saltar sobre mí, ¿no?

—Eran días increíbles, nuestros padres alquilaban una carpa y allí estábamos desde la mañana hasta la noche —dije sonriente, recordando aquellos días—. Comíamos en puestos de comida y dábamos paseos. 

—Suena genial.

—Me encargaré de traerte seguido —aseguré levantándome, para luego tenderle una mano y levantarla de un tirón.

Es más liviana de lo que parece, tranquilamente podría levantarla y subirla en mi con un solo movimiento.

Joder, no debo pensar esas cosas impuras.

Bueno, al menos no cerca de ella.

«Mejor no pienses cosas así, menos de ella. Puerco»

Los chicos de Chloe | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora