Capítulo 3: Lobo feroz

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J a d e F e r r e r (presente)

Acostada aun con la mirada perdida llegue a la conclusión de que si quiero respuestas tengo que buscarlas, así que a pesar del dolor que aún tengo alrededor de mi abdomen y mi cabeza me pongo en pie y en la ligera bata color carmesí que tengo puesta y unas pantuflas que encontré cerca salí de la habitación, al salir encuentro un pasillo largo dirigido por dos paredes, en cada una había por lo menos 2 recamaras aparte de la habitación de donde había salido, seguí caminando tan rápido como mi dolor me lo permitía y llegue a una especie de sala con dos sillones, en medio de ellos una mesa pequeña adornada con un jarrón lleno de alcatraces y cerca de una ventana se encontraba un piano viejo, pero muy bonito, recuerdo que me gustaba mucho tocar el piano cuando era pequeña, incluso en ocasiones yo y mi madre tocábamos hasta la media noche, mi padre tenia un viejo piano muy parecido a este, antes de irnos de su casa pasaba mucho tiempo en el.

Cerca del piano se encontraba una escalera de madera que daba a una planta baja, observo todo alrededor, pero no veo a ninguna persona, -creo que voy a bajar la escalera- digo para mí misma y eso comienzo a hacer, bajo la escalera tan rápido como mi cuerpo me lo permite, al terminar de bajarla por fin veo a alguien...

-Arriba las manos!!- grito el hombre, que se encontraba cerca de la puerta mientras me apuntaba con un arma, -¿qué? - quede aturdida al instante, ¿porque hay un hombre apuntándome con un arma?, mejor aún, ¡¿porque un hombre tendría razones para apuntarme con su arma?! del miedo que empiezo a tener no me doy cuenta que tengo que subir las manos -¡¡ARRIBA LAS MANOS DIJE!!- las levante de inmediato, ¿Qué le pasa?,¿Cómo puede gritarme así? En que clase de embrollo me he metido, estoy tan aturdida por la situación en la que me encuentro que me es difícil pensar con claridad, no entiendo nada realmente, no estoy entendiendo una puta mierda, Comienzo a temblar poco a poco y de repente el hombre que me está apuntando dice algo que no logro escuchar a través de un radio que trae consigo y al cabo de los segundos más largos de mi vida empiezan a llegar más hombres de diversas partes de la casa con los mismos tipos de armas, unas más grandes que otras, todos me apuntaron con ellas, estoy empezando a desesperarme ¿de dónde salió tanta gente? estoy temblando cada vez más fuerte no puedo creer lo que está pasando ¿Quiénes son estas personas? ¿Por qué demonios me apuntan con sus armas?, siento que estoy a punto de llorar ya que mis ojos se tornan borrosos y por mi garganta es difícil pasar saliva, siento como si toda la sangre se congelara en mi cuerpo, estaba muy segura de que me desmayaría y de pronto escucho una voz por detrás de todos ellos -¡Bajen sus armas!- todos bajaron las armas y se hicieron a un lado dejando ver a un hombre de al menos 39 o 45 años, alto de pelo marrón oscuro, con barba pronunciada corta y ojos cafés avellana, al apreciarlo por un breve momento, mi cabeza comenzó a punzarme fuertemente provocando que callera al suelo mientras ponía ambas manos sobre mi cabeza -¡ARG!- no pude aguantar más y comencé a llorar y no pare de hacerlo, llore, llore y llore, no puedo explicar lo aturdida, molesta y triste que me siento y lo idiota que debo parecer por no poder saber quiénes son estas personas, ni que hago yo en este lugar, nada tiene sentido, ¡nada!

-cariño, ¿estás bien? - dice el hombre quien al parecer se acaba de agachar enfrente mío, mientras acaricia lentamente mi hombro -No...no estoy bien, no entiendo nada, no sé quién eres, no sé dónde estoy, me duele horrible mi cabeza y tengo vendas de heridas que no puedo explicar ¿Usted sabe algo de eso?- dije con voz quebrantada solo espero que esto termine pronto, volví a tapar mi cabeza con mis manos, seguí llorando, la verdad no tenía intenciones de dejar de hacerlo, pensé que el hombre respondería algo, pero no lo hizo, al contrario me hizo una pregunta -¿No sabes quién soy?- volví a ver su cara para responder y me encontré con una expresión de sorpresa muy grande, hasta diría que estaba tan sorprendido como yo, pare de llorar por un segundo para responder -N...o, ojala lo supiera- -mi vida, tranquila, te explicare todo pero por favor deja de llorar- dijo limpiando mis lagrimas con sus manos. No puedo explicar la cantidad de paz que siento en este momento, la capacidad que este hombre tiene para tranquilizarme es impresionante ¿Quién es? por alguna razón sentí que nada malo podría pasarme...


El telar del loboWhere stories live. Discover now