Capitulo 17: Retrato

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J a d e F e r r e r (presente):

El sentido de mi estomago repleto me ayudo a concentrarme en mis objetivos, papa parecía muy feliz, mas que el día anterior, al desayunar conmigo su expresión era como la de un niño que recién recibía un juguete nuevo, me hubiera encantado haberme quedado ahí con el todo el día, pero tengo cosas importantes que hacer, finalmente me agarro del suficiente valor como para preguntar-y entonces donde vivo?- el agacho la mirada y justo antes de que pudiera responder entro interrumpiendo uno de sus hombres, -Señor ocurrió un problema con la mercancía ¿le molestaría venir un segundo?- el hombre era moreno y algo alto, parecía molesto pero supongo que todos sus hombres se ven molestos, la mayoría que he visto ni siquiera pareciera que tienen alma -mi vida, ¿Por qué no mejor inspeccionas la casa?, puede que encuentres algo que te ayude a recordar algunas cosas, hablamos de esto mas tarde ¿si?, te quiero- mientras me respondía se paro de su silla y camino hasta llegar a mi y finalizar sus palabras con un cálido beso en la frente para por fin salir del comedor, inspeccionar la casa no me parece tan mala idea pero tampoco creo que ayude mucho, después de pensarlo unos segundos decido pararme y comenzar por el primer piso, toda la casa tiene un aspecto muy antiguo pero mas el primer piso, no hay mucho que ver, esta la sala de estar, el comedor, el pasillo de la entrada, un cuarto de servicio, la salida al patio trasero, un baño sencillo y las escaleras, entre a cada lugar pero en ninguno parecía sentir nada, a excepción de la puerta que daba al patio trasero, recordaba que mama y yo habíamos "huido" de la casa cuando era pequeña, justo cuando nos fuimos a España, pero me había olvidado por completo que habíamos salido por esa puerta, me quede observando el pasto interminable y los arboles al final formando una línea invisible que separa el pasto de los árboles, ¿A dónde nos habríamos ido? Intente abrir la puerta pero estaba cerrada -genial- pensé, la otra manera de llegar ahí era rodeando la casa saliendo por la entrada principal pero ahí estaba mi papa, y no tengo ganas de darle explicaciones, continúe subiendo las escaleras hasta llegar al segundo piso, aquí solo hay habitaciones y la mayoría están cerradas, voy camino a mi habitación, quiero observarla más a fondo, quizá encuentre algo que sea de utilidad, pasos antes de llegar volteo a la izquierda y puedo observar la puerta de la habitación de Nicolás entre abierta, supongo que no está, no parece tener mucho cuidado con sus cosas, alguien podría entrar a robarle, no digo que yo lo haría pero perfectamente podría entrar y llevarme algo, pienso en si debería entrar, se que seria como invadir su privacidad, pero ya entre una vez, además sé que salió fuera... después de pensarlo un rato más, decidí entrar, ayer que entre por un poco de ropa no tuve tiempo de analizar la habitación entera, es algo espaciosa, se parece bastante a la mía, una cama antigua, espejo, ropero, y un tocador con cajones, de todos sobresalía uno que estaba entre abierto, no quería invadir tanto su privacidad pero por favor, ya había entrado sin permiso, "-ni modo, se chingo-" pensé y abrí un poco más el cajón para observar su interior, había un libro que parecía ser de fotografías y encima de este una foto que se veía algo arrugada, la extendí un poco para verla mejor, los únicos que pude reconocer en la fotografía eran el, yo y el chico de la tienda, me esfuerzo unos segundos para recordar el nombre -¿Hugo era?- hable en voz baja, alado de nosotros estaban más personas otros 4 hombres y una mujer, intento hacer memoria para recordar quienes son o cuando se tomó la fotografía pero me es imposible, mire mi cara en la fotografía, me veía realmente muy feliz ¿son mis amigos? -Disculpa, se puede saber ¿Qué haces aquí? - escuche a Nicolás y voltee rápidamente con la foto en mi mano sorprendida, en un primer instante estaba sonriendo burlonamente pero cuando se dio cuenta que tenia la foto en mis manos su expresión cambio rápidamente y se apresuró a arrebatármela - ¿Qué demonios te pasa? ¿Cres que puedes hurgar entre mis cosas sin permiso? ¡Sal de aquí! - mientras hablaba me tomo del brazo y me empujo fuera del cuarto para finalmente azotar la puerta quedando el dentro, una vez afuera tarde en comprender la escenita que había ocurrido -¿acaba de echarme?- Pensé un momento antes de comenzar a tocar su puerta con furia -Nicolás, ¡ábreme la puerta! - comencé a gritar mientras tocaba desesperadamente, sin embargo no hubo respuesta, estoy molesta, muy molesta es obvio que sabe mas de lo que dice "cinfii in mi" decía, si claro -¡¿Confía en mi no?!, Si claro, ¡hombre tenías que ser!- continuo gritando con todo el enojo que mi cuerpo me permite transmitir sin embargo esta llegando un punto en que decido parar, mi respiración esta agitada y mi rabia solo aumenta considerablemente al darme cuenta que el realmente no va a dar la cara, que simplemente me va a ignorar y va a fingir que no existo -¡Vete al diablo!- grite finalmente mientras hacia una seña obscena con el dedo en dirección a la puerta, como me hubiera gustado que lo hubiera visto, finalmente arreglo mi cabello y entro rápidamente a mi habitación para dar un portazo detrás mío -¿se puede saber que fue todo ese escandalo?- se escucha un reproche que proviene del pasillo, estoy pensando en si debería salir y responder pero como niña caprichosa y berrinchuda que soy reafirmo mi autoridad respondiendo desde el interior aun molesta -¡Pregúntale al imbécil de Nicolás!- casi al instante se escuchó un poco más cerca de mi puerta -Cariño, ¿puedes salir y explicarme que te pasa?- antes de abrir finalmente la puerta di un largo suspiro acompañado de una lagrima que limpie rápidamente -No pasa nada papa, solo fue una discusión ilógica.- no pensaba decirle la verdad, lo que había visto, al menos no por ahora -¿Estas seg..- me miro muy incrédulo pero antes de que comenzara a interrogarme uno de sus empleados lo interrumpió como le gusta a la gente en esta casa interrumpir los momentos importantes -Señor, necesitamos su ayuda- el volteo y lo miro muy molesto por interrumpirlo lo cual hizo que el hombre solo agachara la cabeza y se diera la vuelta -Tengo que irme, hablare con Nicolás más tarde... Por favor no salgas de la casa, de todas maneras, habrá gente cuidándote dentro y fuera de la casa, aparte de Nicolás claro, te quiero mi vida- cuando llego a la parte de Nicolás, volteo rápidamente a la puerta de su habitación cerrada en tono de des aprobación y cuando finalizo se despidió con un beso en la frente y se fue sin esperar mi respuesta, así que va a salir ¿no? Interesante... a mi no me puede decir que no salga, las reglas las pongo yo.

El telar del loboWhere stories live. Discover now