Capítulo 4: Lobos de occidente

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N i c o l á s F r e y (presente)

-Estaciónate ahí!, y dile a los demás que se estacionen enfrente- dije señalando un lugar al lado de las motocicletas -Como usted ordene- cuando terminó de estacionarse les avisó a las otras 2 camionetas por medio de un comunicador donde debían estacionarse, baje del coche y observe el lugar, era exactamente igual de cómo lo recordaba, es una especie de cabaña alargada en forma rectangular de 3 plantas por fuera estaba adornada con su clásico logo en aerosol, también habían algunas luces neón, motocicletas, chaquetas y olor a humo por todo el lugar y eso que aún no entraba -el lugar sigue igual de mediocre- pensé en voz baja mientras avanzaba a la entrada donde un hombre alto, esbelto, algo moreno y con cabello café claro y largo me observaba mientras agarraba precautoriamente su arma, cuando estuve más cerca de él logre reconocerlo y el también pareció reconocerme porque de inmediato saco su arma y me apunto con ella y mi acompañante también saco la suya en contra de el

- ¡¿Qué diablos haces aquí?!- pregunta, gritando mientras aprieta los dientes y ante tal gesto de atención sonreí lentamente y le respondí

-No necesitamos más muertos Hugo ¿lo sabes no? Baja el arma, sabes que nunca vengo solo- dije volteando a ver las 2 camionetas estacionadas justo enfrente listas para recibir mi orden, cuando volví a verlo a él, comenzó a bajar el arma aunque muy a su pesar y lo mismo hizo mi acompañante -¿Qué es lo que quieres?- pregunto aun rechinando dientes -vine a hablar con Leo, algo personal para ser específicos- dije arqueando una sonrisa, cuándo lo hice Hugo apretó el puño que no sostenía el arma, lo note al instante, sé que le molestan mis sonrisas -bien, pero si quieres entrar, ¡entraras solo!- dijo volteando a ver a mi acompañante, puedo sentir el odio que me tiene, de alguna manera esto tiene que ser satisfactorio -ni hablar, no lo dejare solo joven Nicolas- -¿Cres que no se protegerme solo?, la última vez que vine aquí mate mucha gente, ¿verdad Hugo?- dije mientras escozaba una ligera risa, el inmediatamente con odio y rabia en su mirada subió nuevamente la pistola apunto de disparar, yo y mi acompañante sacamos la nuestra y le apuntamos, aun sonriendo y esta vez con una sonrisa más grande le dije -ya te dije, no quieres que muera más gente... suficiente debes tener con tu hermana- -Mas te vale por tu propio cadáver que no esté muerta o nos vamos al infierno juntos- acerco aún más su arma con una rabia incontrolable hacia mi cabeza -Vamos Hugo... solo bromeo- aun viéndome con odio baja su arma muy lento y abre la puerta, todo esto sin quitarme la mirada de encima -gracias Hugo, te debo una- dije algo satírico, aun sonriendo y entrando solo al lugar.

Al entrar al lugar, todo el mundo volteo a verme, unos sorprendidos, otros enojados y otros cuantos asustados, dentro el ambiente era oscuro tal como lo recordaba, todo iluminado con luz azul oscura habían 4 mesas distribuidas a cada lado de la entrada, al fondo había una barra de bebidas con algunos bancos delante, alado de la misma se encontraba una escalera de caracol que daba a la segunda planta y en medio de las mesas y la barra se encontraban 3 mesas de billar, en la de en medio convenientemente se encontraba Leonardo con un palo en la mano y el típico aspecto que recordaba de el, tenia puesto su paliacate negro colocado de forma horizontal en la frente de su cara ,su camisa de tirantes negra y encima una camisa de cuadros roja con negro, su perforación en la nariz y su barba semi hecha, alrededor de el estaban nuestros 3 amigos, Adam, Samuel y Diego Los tres sacan sus armas y me apuntan en cuanto se dan cuente que he entrado, provocando que me quede quieto y levante las manos en tono burlón -La dulce dulce caverna...- pensé

-¿Qué haces en territorio de lobos de nuevo?, te recuerdo que ya no eres uno...- dijo Leonardo sosteniendo su taco de billar -vengo a hablar contigo a solas y claro, pacíficamente- dije, sonriendo y giñando un ojo -¿te crees muy gracioso no?- dijo Samuel acercándose a mi sin bajar el arma, hace mucho que no lo veía al parecer no ha cambiado nada, su quijada desviada, pelo semi largo café, lleva puesta una camisa azul dejando ver sus tatuajes en cada brazo y sus míticos pantalones negros –¡Samuel detente!, y los tres bajen sus armas- dijo Leonardo poniendo su taco sobre la mesa -Estas loco si crees que vamos a dejar que hables con este idiota a solas- dijo Adam otro de los que lo rodeaban, Adam parece haber cambiado un poco, su pelo es un poco mas largo conservando su color negro oscuro, al igual que su vestimenta, sudadera negra, blusa negra y pantalones negros, se me había olvidado lo mucho que le gustaba el negro y al instante Leonardo respondió -No les pregunte, simplemente dije ¡Bajen sus armas!- al instante los tres las bajaron y yo baje finalmente mis manos, comenzaba a cansarme esa posición -gracias, ahora porque no nos sentamos y dialogamos un poco- dije avanzando hacia Leonardo mientras sonreía, el con su cara seria y siguiéndome con la mirada asintió y me señalo una habitación con forma de oficina cerca de la escalera, esta es la oficina principal o "la mas importante" la ocupa únicamente el jefe de la pandilla que en este caso es Leonardo, yo entre y enseguida de mí el hizo lo mismo cerrando la puerta detrás de nosotros dejando a todos con la intriga en la boca amo dejar a la gente en esa postura, me senté en un sofá cerca de la pared y él se sentó en el sofá de enfrente no sin antes darme una cerveza y el tomar otra -¿Por qué tan serio leo?, yo recordaba que solías tener sentido del humor jajaja- dije riendo y dando un sorbo a mi cerveza -Al parecer aun me llamas Leo- dijo aun serio mientras me veía a los ojos, comienza a incomodarme un poco la forma en la que me observa -¿Tyler te gusta más?- dije riendo, sé que odia que le digan Tyler, lo odia desde pequeño-En fin ¿Qué es lo que quieres?- dijo aun serio sin separar sus ojos de mi – vine a hablar sobre jade- impactado por la sorpresa dejo caer su cerveza haciendo que se estrellara contra el suelo y llamara la atención de Samuel quien entro y me apunto instantáneamente con su arma...


El telar del loboWhere stories live. Discover now