3.

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La campana sonó y Chanyeol agradeció al cielo. Su estómago rugía de hambre y la hora del almuerzo por fin había llegado.

-Muy bien, estudiantes. Nos vemos en la próxima clase.

Todos los jóvenes se levantaron de su asiento en cuanto el profesor cerró su libro y salieron del salón de clases.

El chico guardó sus materiales de estudio y salió poco después que todos lo hicieron.
Cruzó el pasillo distraído y se detuvo repentinamente cuando se dio cuenta que casi chocó con alguien, abriendo sus ojos con sorpresa al ver el rostro bonito de aquel chico pelinegro.

-Oh, lo lamento. No te vi.

-N-No. Yo estaba distraído, lo siento.

Baekhyun le sonrió levemente en respuesta y pasó por su lado, caminando en dirección contraria. Ya habían pasado un par de días, y no habían sido tan malos como el primero, quizás porque su dosis diaria había sido la sonrisa de Baekhyun.

Chanyeol había descubierto que cada día, a la hora que tocaba la campanilla del almuerzo, se encontraría con Baekhyun en aquel pasillo. Entonces, eso era lo que hacía. Todos los días, tomaba el pasillo más largo para ir a la cafetería, solo para cruzarse con él y poder verlo sonreír o simplemente verlo. A veces se saludaban atentamente, otras veces solo con un gesto o una sonrisa. No mucho más. Tampoco habían hablado de nuevo como aquella vez.

Chanyeol se sentía frustrado. Quería acercarse al pelinegro, pero no tenía idea cómo.

¿Qué debía decir? ¿Qué era lo que debía hacer?

También notó que no eran muy distintos, ya que Baekhyun se mostraba siempre solo, como si tampoco tuviera amigos, pero era extraño. El chico no parecía ser nuevo como él, sin embargo, todos lo evitaban o miraban con extrañeza como si lo fuera.

Soltó un leve suspiro, recordando la pequeña sonrisa de ese chico y caminó por el concurrido pasillo que unía a la cafetería. Tan pronto como llegó, obtuvo su almuerzo como cualquier otro estudiante y se detuvo con la bandeja en manos buscando algún sitio donde almorzar, caminando directamente hacia una mesa que estaba a uno de los extremos, vacía.
Se sentó allí, comenzando a observar a todos a su alrededor mientras comía adecuadamente.

Todavía no hacía amigos apropiadamente, tampoco había visto a ese chico pelirrojo durante los últimos días, lo que había sido un alivio ya que se le hacía algo intimidante. A pesar de eso, se dio cuenta de que se estaba adaptando realmente bien a la vida escolar, y se sentía orgulloso de él por eso. Al igual que su madre, había estado tan asustado e indeciso sobre qué hacer, que ahora mismo estaba muy feliz por haber tomado tal decisión. Todo esto era muy distinto a estudiar solo en casa, sentado frente a una pizarra en el garaje con su madre a un extremo explicándole.

Bebió un poco de su refresco y entrecerró los ojos, viendo a su compañero de casillero acercándose a él con una mueca.
De verdad, ese chico castaño lucía tremendamente malhumorado y era algo grosero pese a su rostro tranquilo y amable. Era una terrible contradicción.

-Ugh, de verdad detesto ver a la gente comer sola -dijo, sentándose frente a él.

Chanyeol se quedó sorprendido mirándolo, incrédulo.

Durante todos esos días, el joven chino había pasado junto a él, mirándolo e ignorándolo como si no lo hubiese visto.
Entonces, ahora mismo se le hacía extraño su actuar tan repentino e impensado.

Yixing lo observó, alzando las cejas.

-¿Ah? ¿Qué es esa expresión?

-Uh... tú... ¿de verdad vas a comer conmigo hoy?

 𝒍𝒐𝒗𝒆𝒍𝒚 𝒄𝒉𝒂𝒏𝒚𝒆𝒐𝒍 ➳ chanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora