Un día juntos

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2020


A YoonGi le sudaban las manos, estaba en la recepción del hotel esperando a que SeokJin bajará con Tae. El nerviosismo se le notaba ya que no podía dejar de caminar de un lado a otro sin ninguna dirección en específico, a su parecer se estaban tardando mucho.

—¡Papá!— escuchó a Tae gritar y se giró rápidamente para poder recibirlo en un abrazo.

—¡Tae, te he dicho que no corras!— Jin apareció poco después regañando al niño por haber corrido al salir del elevador.—Bien, tienes que volver con Tae a las 6 de la tarde aquí mismo, si pasa algo llamame—

Después de que SeokJin dijera aquello fue que YoonGi se dió cuenta de su aspecto. Tenía ojeras muy marcadas aquella mañana y sus ojos se cerraban cada poco, sin embargo, él luchaba por no quedarse dormido a mitad de la recepción.

—¿Pasó algo?— preguntó YoonGi preocupado.

Jin le hizo una seña que indicaba que luego le contaría.

—¡Ya, vamos!— saltó emocionado Tae.

—Bien, nos vemos— se despidió YoonGi y una vez que Tae igual se despidió de Jin ambos salieron del hospital.

YoonGi hizo a Tae subir a su auto en la parte trasera, para ir a su primer destino, el zoológico. 

En el camino Tae no paraba de preguntar cosas sobre YoonGi, en que trabajaba, su comida favorita, el color que más le gustaba, Si le gustaba ver Bob esponja, entre otras cosas que YoonGi no dudo en contestar, su pecho se sentía cálido al escuchar a Tae hablar. 

No tardaron en llegar al zoológico, Tae bajó emocionado y saltando de alegría, miraba a las personas caminar y otros niños como él que estaban igual de felices, aunque cerca de un puesto de helados había un niño llorando y a sus pies un helado de fresa.

YoonGi miraba un mapa que le habían dado cuando compró los boletos, pensaba que camino era el más apto seguir para no tener que dar muchas vueltas y poder ver la mayor cantidad de animales. Tae tomó su mano y saltó intentando ver el mismo mapa. 

—¡Leones!— gritó, llamando la atención de YoonGi.—¿Dónde están los leones?—

—Cerca, después de los elefantes— respondió YoonGi. 

—¡Vamos a verlos! Por favor— Tae alargó la o haciendo que su petición sonara muy tierna, YoonGi no pudo resistirse al puchero que el niño le hizo. 

—Bien, vamos— 

YoonGi tomó la manito del niño y empezaron su recorrido. El primer animal que vieron fueron los flamingos, a Tea le gustaron aunque pensaba que se verían más bonitos de amarillo. Los jabalíes le dieron miedo, las Suricatas le parecieron divertidas. 

En cuanto Tae vio a los leones su felicidad se desbordó tanto que por un momento YoonGi pensó que ese niño se había roto, Tenía la boca abierta en una sonrisa un poco extraña, sus ojitos abiertos y daba pequeños saltitos en su lugar. Tiró de la mano de YoonGi para acercarse. Tae se había quedado picado por el cachorro quien estaba con su madre jugueteando alrededor. Tae lo miraba feliz mientras lo seguía por fuera, YoonGi solo podía seguirlo y ver como el niño se emocionaba cada que el cachorro se daba un revolcón en la tierra. 

—Quiero un león como mascota—le dijo a YoonGi cuando iban hacia las jirafas.

—Es un poco difícil eso, Tae—

—¿Por qué? aquí hay muchos—

—Si, pero los leones no son mascotas, son animales salvajes y se dejan llevar por sus instintos, sería muy peligroso tener uno—

—No es cierto— Tae se quedó un poco pensativo— mi papá dijo que se comían a los niños malos, ¿verdad que no?—

—¡Claro que sí! sobretodo si ese niño lo tiene de mascota, en cambio si eres obediente y lo dejas libre no tendría porqué comerte— 

—¡Pero son buenos!— reclamó Tae.

YoonGi dejó la conversación de lado cuando Tae salió corriendo hacia las jirafas. El resto del paseo Tae la pasó bien, trató de imitar a los lémures y monos, los dragones de comodo no le gustaron mucho al igual que los orangutanes, pues estos últimos eran como una copia del mono y tampoco le gustaban las lagartijas así que el dragón de comodo al parecerse a una se ganó un puesto en la lista negra del niño. 

YoonGi sonrió al ver que su plan de llevar a Tae al zoológico había funcionado.

Cuando terminaron el recorrido Tae vió los algodones de azúcar, siempre le dieron curiosidad por probarlos, pero eran pocas las veces en que podía comer un dulce pues su papá no tenía el dinero necesario, y cuando tenía un poco de sobra, era una paleta o chocolate pequeño. Con eso Tae era feliz, más no quita el antojo y curiosidad de un niño.

YoonGi descubrió para dónde iba la mirada de su hijo.

—¿Quieres uno?— le preguntó señalando a la mujer que los vendía. Tae negó con la cabeza rápidamente. —¿Seguro? Puedes tener el que quieras.—

Tae se sintió un poco apenado y asintió lentamente. YoonGi lo llevó para que eligiera uno, así que señaló el morado, el último que quedaba de ese color. Cuando se lo dieron Tae lo miró con curiosidad, mientras lo probaba sentía la mirada de su papá sobre él, lo cual dejó de importar cuando sintió la explosión de azúcar en su boca, le pareció curioso el hecho de que no tenía que masticar.

Los ojitos de Tae brillaron ante la segunda probada del dulce y YoonGi estaba satisfecho, una extraña calidez reposaba en su pecho y no podía creer como un acto tan simple, como comprar un algodón de azúcar, o ver la sonrisa del pequeño podía hacerle sentir de esa manera. Quería seguir experimentando más sensaciones nuevas con Tae y quería que el niño le ganará más confianza.




HoSeok estaba tosiendo mucho, las enfermeras ya le habían administrado la cantidad de médicamente intravenosa necesaria, había dejado de funcionar.

—Lo lamento, pero el pequeño no puede quedarse más en esta habitación— le habían dicho a SeokJin después de que Tae y YoonGi se hubieron marchado.

Jin tenía lágrimas en los ojos mientras veía toser a su amigo desde fuera de su habitación, había pedido que al menos el niño y HoSeok hablaran una última vez. Accedieron con solo cinco minutos y el niño bien cubierto para evitar cualquier cosa que pudiera ocurrirle.

Entró cuidadosamente a la habitación de HoSeok, su amigo, al verlo, intentó mantenerse estable.

—YoonGi me mandó fotos de Tae en el zoológico, ¿Quieres verlas?—

HoSeok asintió feliz y Jin sacó su celular. Un pequeño alivio llegó a su pecho cuando vio a su bebé disfrutando de cosas que él jamás pudo darle, algunas lágrimas salieron cuando vio la sonrisa de Tae mientras abrazaba a su papá posando para la foto, la cual había tomado un trabajador de seguro.

—Cuidalo, Jin, por favor.— dijo suplicante cuando la última foto pasó.— No permitas que nada le pase a Tae—

Jin lo abrazó, siendo consciente de a que se refería su amigo.

—Me encargaré de que Tae esté a salvó con su papá, te lo prometo— y HoSeok lloró abrazando a Jin.

¡Cuidando Al Hijo De Mi Ex!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora