Capítulo 28

47.1K 4.1K 262
                                    

Emily

Sorpresa la que me lleve al entrar al estudio de arte de Adrián y ver que no solo yo estaba desnuda, sino que la chica que él estaba pintando también. Por un momento sentí celos y quise demostrar que yo era más hermosa que esa chica, fuera quien fuera. Al segundo me sentí insegura porque era probable que no fuera más hermosa que ella y si él estaba pintándola debía ser por algo. Luego vi el rostro de la chica, que era igual al mío.

—¿Esa soy yo?— le pregunté algo sorprendida por ello.

—Bueno... esto, sí. Pero no es tan raro como parece. Se ve muy acosador. No quiero que pienses que soy un acosador, no es como si te estuviera mirando desde la distancia— me parecía tan dulce que no dejará de hablar y hacer gestos con las manos llenas de pintura, estaba tan nervioso que era una ternura—. Bueno, sí te miro, sobre todo si estas así, pero no de una forma psicópata. Puede ser que sí sea psicópata, pero no es la intención y no quisiera que fuera así— mientras que él seguía hablando, me acerqué a él a pasos cortos sin querer interrumpirlo pero deseando relajar la tensión y ansiedad que el pobre estaba acumulando, lo besé.

Sus labios eran dulces, muy dulces. Me gustaba que fuera tan tierno conmigo. A comparación de sus hermanos que eran mucho más dominantes y prominentes, Adrián causaba ternura. Los tres me atraían de diferentes maneras, pero Adrián era el que más quería proteger del mundo, mi instinto territorial salía a la luz con él.

—No me molesta que quieras pintarme, Adrián— él sonrió en mis labios, tomando mi cintura con sus manos y atrayéndola a su cuerpo.

—¿Segura?— su pregunta fue directo a mi espina dorsal.

Su aliento estaba sobre mi cuello y pude sentir sus labios pasando sobre la marca que hacía un rato había hecho su hermano. Ese solo contacto, provocó que me sintiera completamente excitada otra vez. No pude evitar gemir.

—Segura— le susurré en el oído, pero ya no sabía a qué estaba respondiendo.

Volví a besarlo, queriendo tener contacto con él. Quería sentirlo entero para mí al igual que había tenido a Andrés y a Alejandro. Con rapidez su ropa comenzó a desaparecer de la escena y quedamos los dos completamente desnudos.

Sin separarnos del beso, de alguna forma, quedamos en una superficie suave. No sabía qué era y no me importaba, quería disfrutar el momento. Él estaba sobre mí, pero eso cambió instantes más tarde.

Estando sobre él, me deslice a lo largo de su longitud, metiendolo por completo en mi entrada. Una cosa que le agradecía al celo ahora que me había dado cuenta de que para tener relaciones necesitaba la lubricación natural. El celo hacía que estuviera excitada casi todo el tiempo, por lo que estaba mojada casi siempre.

—Emily, eres perfecta— susurró Adrián cerrando los ojos y aprovechando el momento.

Me sentía completa con estos hombres y tenerlos dentro era una majestuosidad. Era como rozar el cielo pero estar en medio de las llamas del infierno al mismo tiempo, me sentía una pecadora, pero orgullosa de mi pecado.

Comenzamos a seguir un ritmo claro y conciso. Arriba y abajo. Su boca fue a parar a uno de mis pechos, chupando y retorciendo mi pezón, haciendo que me acercara peligrosamente al orgasmo. Las embestidas y los movimientos eran cada vez más erráticos, más necesitados. Ambos sabíamos que estábamos a solo pasamos de poder terminar juntos.

—Más rápido, cariño— me pidió Adrián en un gruñido placentero que era completamente animal.

Tomó mi cintura con sus manos y apretó mi trasero con fuerza, estaba casi segura que eso podría dejar marcas, pero no me importaba, se sentía muy bien. Ambos estábamos a punto de caer en el abismo, pero ninguno de los dos estaba llegando al clímax.

Los ojos de Adrián se habían vuelto brillantes, con su lobo a flor de piel. Sus colmillos salieron a la luz y por más que eso debía de asustarme, no lo hacía. Sabía que la marca era lo que nos estaba faltando para poder terminar y no me negué cuando acercó su boca a mi cuello y me mordió con fuerza.

Sentí cómo ambos explotamos al mismo tiempo. Se sentía maravilloso, miles de fuegos artificiales explotando al mismo tiempo. Era perfecto.

Si yo me encontrará a alguien dibujandome desnuda, saldría corriendo para el otro lado. Sería tan incómoda la situación si me quedará. Por suerte Emily afronta algunas cosas mejor que yo.

Cosas del destinoWhere stories live. Discover now