Capítulo 9. Arroz

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22 de abril de 2020

38º día de cuarentena

Cinco minutos más tarde, Natalia ve su teléfono iluminarse con el nombre de la rubia en mitad de la pantalla, y no puede evitar que una sonrisa se le dibuje en la cara

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Cinco minutos más tarde, Natalia ve su teléfono iluminarse con el nombre de la rubia en mitad de la pantalla, y no puede evitar que una sonrisa se le dibuje en la cara.

- Hola, rubia – responde contenta.

- Ey, ¿qué era ese ruido?, ¿una botella de champán? – pregunta aún confusa por el audio que ha recibido.

- ¡Sip!, no tengo ninguna en casa, pero nos podemos abrir una cerveza – contesta la morena sonriendo - ¡celebremos!

- ¿Celebrar?, pero ¿qué ha pasado ahora? – aún perdida, Alba ve a la navarra abrir la nevera y escucha el ruido de los botellines, por lo que casi en un acto reflejo, va a la cocina a buscar uno para ella.

- ¿No te has enterado?, lo han aprobado hoy, vamos a seguir confinadas hasta el diez de mayo, como poco – explica feliz.

- ¡Nat! – se queja entre risas – eres la única persona del mundo que celebra que nos dejen más tiempo encerrados.

- ¿La única?, ¿pensé que tú también lo celebrarías?

- Te puedo ver haciendo pucheritos desde aquí – la pica la rubia.

- ¡Eh! – protesta indignada - ¿vas a celebrarlo conmigo o no?

- ... Sabes que sí – aquella confesión sale de su boca casi en un suspiro, pero lo suficientemente alto como para dibujar una sonrisa en la morena.

- Además, ayer se nos pasó, pero justo hacía un mes que empezamos a hablar – dice orgullosa, mientras abre el botellín de cerveza.

- ¿Un mes?... madre mía – Alba se pierde en los recuerdos de aquellos días, que en su cabeza parecían muchos más.

- Sí, había pensado mandarte flores a tu casa, pero como no te gustan, me he quedado sin ideas – cuenta la morena, mientras se sienta en el sofá.

- Pues vaya imaginación tienes para ser artista – la pica la otra abriendo su botellín – a ver, ¿por qué quieres brindar?

- Pues... por una de las mujeres más impresionantes que he conocido en mi vida... - dice, sopesando sus posibilidades de provocar una estampida - ... y porque algún día se fie de mí lo suficiente como para dejarme tenerla delante.

- Nat... - protesta la rubia, a quien un millón de sentimientos se le arremolinan en el pecho.

Las cosas entre ellas habían estado un poco tensas los últimos días, tras aquella especie de "intercambio subido de tono" Alba había estado muy nerviosa cuando Natalia estaba cerca, intentando desviar cualquier tipo de comentario que pudiese llevarlas a hablar de aquel encuentro o a que pudiera repetirse.

- Hoy me encantaría dormir contigo – susurra la morena con algo de tristeza en la voz.

- Siempre duermes conmigo, Nat – contesta la otra, que nota la seriedad en aquella voz e intenta rebajarla.

Confitadas | AlbaliaWhere stories live. Discover now