Capítulo 20. Boquerones

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Madrid, 15 de noviembre de 2025

Tres semanas después de la primera llamada.

- ¡Oh, venga ya!, ¡es imposible que no te guste esto! - protesta Natalia, llevándose una nueva cucharada de cereales a la boca.

- Es imposible que eso con tantos colorines pueda considerarse comida - contesta la rubia entre risas mientras, con el teléfono apoyado sobre el microondas, abre una lata de conservas.

- ¿Qué es eso que estás abriendo?, ¿mejillones? - pregunta asomándose a la pantalla.

- Boquerones - responde Alba mientras saca algo de pan del armario y un tenedor del cajón.

- ¿Boquerones?, ¿en aceite? me encantan los boquerones en aceite, voy a ver si tengo alguna lata yo - dice, dirigiéndose con el teléfono a la cocina.

- Pero si estás comiendo cereales con leche, ¿cómo vas a comer boquerones ahora? - se ríe la rubia al otro lado - ¿estás intentando matarte?

- Depende, ¿vendrías a salvarme? - dice algo más seria.

- Claro que sí, yo misma te haría el lavado de estómago - contesta la otra, que se da cuenta del rumbo que está tomando la conversación.

- ¿Vendrías a verme, Alba? - pregunta, mirando a la cámara, sabiendo que aquello siempre le garantizaba, al menos, una respuesta sincera.

- Nat, por favor, no... - intenta defenderse sin saber muy bien que excusa poner.

- Pfff - bufa la cantante, que se aparta del teléfono, y da un paseo nervioso por la cocina.

- Nat, vamos... - la llama, procurando no sonar enfadada.

- Alba, me... me encanta hablar contigo, estoy deseando que llegues de trabajar para poder llamarte pero... ya va casi un mes y... se me está quedando corto... quiero más.

El tono que había utilizado para pedir aquello poco tenía que ver con el que usaba hacía cinco años, la inocente voz llena de esperanza había sido sustituida por una más demandante, una que le dejaba más que claro que no había ninguna excusa a la que poder aferrarse para evitar aquello. Alba intenta aclararse la garganta, buscando las palabras que parecen no querer salir, aquel "quiero más" la ha dejado fuera de juego y no se le ocurre nada en lo que basar una nueva negativa.

- No quiero pasar otra vez por esto, Natalia, yo... - se excusa otra vez.

- Es que ahora no es igual... no es igual, Alba - protesta algo más enfadada - joder, esto no puede estar pasando otra vez...

Aquella última frase había salido de sus labios casi como un suspiro inaudible, aunque no lo suficiente como para que la rubia no notase aquel dolor añejo en su voz. Tiene más que claro que ella no había superado aquella historia con la cantante hace años, pero le asombra averiguar de forma tan brusca que al otro lado del teléfono las cosas no habían ido mucho mejor. Le había hecho daño, sí, pero en aquel momento, quedarse con ella le habría salido mucho peor.

Ver a Natalia paseando nerviosa por la cocina, preocupa la rubia, que empieza a tener en cuenta la posibilidad de que aquella niña paciente se canse de la situación y se aleje. La escucha quejarse y, aunque no llega a entender claramente lo que dice, tiene casi la seguridad de que se está arrepintiendo del día en el que marcó el número que le había dado Marina.

- Nat... - su nombre sale de entre sus labios casi como una súplica y de nuevo es su cuerpo el que actúa por su cuenta, intentando convencer a la morena de que no huyese.

Confitadas | AlbaliaWhere stories live. Discover now