Capítulo 17. Melocotón

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Madrid, 25 de octubre de 2025

Un par de días después del concierto.

Por fin, el primer sábado en el que Alba tiene la casa para ella sola, su hermana y su sobrina que habían estado con ella casi dos semanas, debido a unas pruebas médicas que tenía que hacerse Marina, habían cogido el tren para Valencia esa misma mañana. No es que no disfrutase de la compañía de su familia, pero como tuviese que escuchar una vez más a su sobrina hablando del concierto o de que si "Natalia esto" o "Natalia lo otro", iba a terminar por meter la cabeza en el horno.

Su hermana había preferido no hacer más preguntas tras aquella críptica excusa que le había dado para no acompañar a la niña y, simplemente, se había mantenido al margen. Lo cierto es que la pequeña, ajena a todo el revuelo que provocaban aquellas palabras en su tía, no paraba de contar mil anécdotas sobre la navarra. Las colaboraciones que estaban a punto de salir, el último artículo que había publicado no sé qué revista, la inclusión de la cantante en no sé qué lista de mujeres más sexis del país... los rumores de su relación con aquella actriz que parecía acompañarla últimamente a los estrenos...su año sabático...

- ¿Su qué? – había interrumpido la policía al escuchar aquello en la boca de su sobrina el día antes de irse.

- Sí, un año sabático, es que ahora va a dedicarse un tiempo a descansar y a aprender cosas de producción... - explicaba la niña emocionada porque su tía se interesase, por primera vez, en aquello – dicen que ha comprado la casa en la que vivía Cristiano Ronaldo.

- ¿La casa de Cristiano Ronaldo? – repite la rubia, que no puede asimilar que aquello fuese cierto.

- Sí, tiene piscina y todo – explica la niña, gran conocedora de aquellas noticias.

- Vaya... - es lo único que consigue pronunciar antes de perderse de nuevo en sus pensamientos.

Esa idea de Natalia revoloteando por Madrid durante el próximo año la reconfortaba de alguna manera, el hecho de que aquella cría, que había pasado los últimos cinco dando vueltas por el mundo sin establecerse en ningún sitio, encontrase un sitio para ella y tuviese tiempo para descansar la hacían sentir bien. Puede que porque ella misma estuviese en una fase tranquila de su vida, puede que porque aquellas confesiones de Natalia en las que se declaraba una persona introvertida y con problemas para compartir ciertas cosas con extraños la llevasen a pensar que aquel descanso le haría bien.

La rubia sacude momentáneamente la cabeza, consciente de que le está dedicando más tiempo del debido a pensar en alguien en quien hace años que no debe pensar, y decide darse una ducha y tumbarse en la terraza a leer hasta que se fuese el sol... sus pequeños momentos de paz. Media hora más tarde, cuando está inmersa en la conquista de Cartago por parte de Escipión el africano, la vibración de su móvil sobre la mesita en la que tiene apoyada la cerveza, la devuelve a la realidad. Convencida de que será su hermana, que la está avisando de que ya han llegado a Valencia, coge teléfono despreocupada y lo desbloquea, mientras deja el libro entre sus piernas con cuidado de no perder la página por la que va leyendo. Sin embargo, el mensaje que aparece en su pantalla la sorprende.

 Sin embargo, el mensaje que aparece en su pantalla la sorprende

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