Capítulo 16. Cerveza

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Madrid, 23 de octubre de 2025

El día del concierto.


- Natalia, cariño, la entrega de premios esa no es hasta el mes que viene – la pica su representante, que entra en el camerino y la encuentra probándose mil conjuntos.

- María, cariño, vete a tomar por culo – contesta la otra, quitándose la camiseta que llevaba puesta en ese momento.

- Uuuhhh, no me digas que la gran Natalia Lacunza está nerviosa... - bromea la rubia, rodeándola para encontrarse con aquella cara desencajada - ¡coño, Nat, si te ha salido un grano en toda la frente!

- ¡Vamos, no me jodas! – responde al borde del colapso mientras casi se lanza sobre el espejo para mirarse.

Las carcajadas de su amiga, al borde casi del llanto y la ausencia en su cara de protuberancias innecesarias, hacen que la cantante se gire de nuevo.

- ¿Pero tú eres tonta o qué te pasa? – protesta aún más agobiada.

- Vale... vale... - dice, intentando recuperar la compostura – a ver... te he visto llenar estadios así que no son nervios por un conciertillo de cuarenta personas... es la chica, ¿no?, ¿ha venido?

- No lo sé... quería asomarme a mirar, pero... hay una especie de campo de fuerza que me impide salir de la habitación – se excusa señalando la puerta.

- Jajajajaja, un campo de fuerza... un campo de miedito es lo que veo yo aquí – contesta la otra, que se pone delante de ella, cogiéndola por los hombros y mirándola de arriba abajo – me gustan los tacones y los vaqueros, básicos pero bonitos, vamos a buscar una blusa.

- Dios... - dice la morena, abrazándose a ella – te quiero.

- Anda, moñas, déjame ver... – la madrileña se pierde en el enorme perchero lleno de ropa que Miki había seleccionado – Nat, has... ¿has pensado en qué vas a hacer si aparece?

- Pues... no sé, acercarme a saludar, ¿no? – contesta confusa.

- ¿A saludar?

- Sí, bueno... creo que esta historia es algo que no he superado del todo porque creo que... que no lo dejamos, ¿sabes? – explica, gesticulando con las manos – se quedó una especie de puerta abierta, una opción de recuperar el contacto con el tiempo...y eso nunca pasó...

- Y te quedaste colgada de esa idea – termina la otra, mientras le pone una camiseta con tachuelas.

- Eso es... seguro que ahora la veo y no es ni tan guapa ni tan interesante, pero... yo era una cría bastante creída y... - cuenta, intentando recordar aquello – que pasase tanto de mí me hizo como... como poner los pies en la tierra.

- Pues entonces me alegro de que apareciese – dice, mientras le deja un pico en los labios – estás espectacular.

La rubia gira a Natalia sobre sí misma para que se mire al espejo: tacones altos, pantalones vaqueros básicos bastante entallados y camiseta negra, tupé estudiadamente despeinado y ojos ahumados. Había que reconocer que Miki se había esmerado aquel día con el maquillaje, impactante pero sencillo.

- Sí, ¿no? – pregunta la cantante, girándose para comprobar que estaba todo en su sitio.

- No busques, sigues sin tener culo – la pica de nuevo la otra, viéndola más animada.

Confitadas | AlbaliaWhere stories live. Discover now