Capítulo 19. Vino

6.4K 532 181
                                    

Madrid, 30 de octubre de 2025

Natalia había terminado la entrevista a las cuatro y media. Por mucho que lo habían intentado, el primer hueco para una breve entrevista de veinte minutos que había en el programa las había obligado, a ella y a María, a comer allí.

- ¿Te apetece que busquemos algún sitio para merendar? – le pregunta la representante mientras esperan a que las recoja el coche de producción.

- No, hoy tengo ganas de irme a casa – responde rápido la morena, consultando la hora en su móvil.

- ¿Por qué estás tan nerviosa? – la pica su amiga.

- ... - la cantante mira a María, temerosa de que, al confesarlo en voz alta, alguna fuerza oculta lo estropee todo - ... he quedado con Alba.

- ¡¿Qué?!, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? – pregunta nerviosa, sabiendo lo que aquello significaba para la otra.

- Joder, tía, tranquilízate, que bastante atacada estoy yo ya – protesta la morena.

- Ayssss, eres tan bebé, qué mona – dice la otra con una sonrisa bobalicona.

- No, tía, que no quiero ser mona, quiero ser... adulta – responde poniéndose tiesa en su sitio.

- Aysss... - la rubia se frena, intentando no enfadar a la cantante – bueno, ¿dónde habéis quedado?, ¿sabes ya que vas a ponerte?

- No, no vamos a vernos, vamos a hablar por teléfono – explica como si fuese lo más normal del mundo.

- ¿Qué? – contesta, cada vez más perdida.

- Voy a llamarla ahora, cuando llegue a casa – responde con una sonrisa.

- A llamarla... vale – dice, intentando organizar las cosas en su cabeza – acabas de reencontrarte cinco años después con tu primer amor, la mujer a la que le has dedicado todas y cada una de las canciones cortavenas que has escrito, a la que no pudiste conocer porque ese momento no era el momento... y habéis quedado para hablar por teléfono.

- Tú no lo entiendes, si corro demasiado, sale corriendo seguro, ya me pasó una vez – explica tranquila – y yo... necesito sacarme todo este enfado y las ganas de ir y cogerla por los pelos...

- Vale... pero vas a vigilar que esto no se os vaya de las manos, ¿no? – responde, ahora claramente preocupada.

- Ya no tengo veinte años, Mari, y sé lo que puedo esperar de ella – dice, acercándose a darle un abrazo – te quiero, ¿lo sabes?

- Sí, sí que lo sé, no te queda más remedio – contesta, respondiendo al abrazo – pero ten cuidado con la madurita sexi porque te estás poniendo muy blandita.

- Vete a tomar por culo, rubia – protesta, alejándose para darle un empujón en el hombro.

El camino a casa lo hicieron en silencio, la primera en bajar fue Natalia que rápidamente fue a darse una ducha y a ponerse ropa cómoda. Eran las seis, si Alba se había echado la siesta ya debería estar despierta, aunque la valenciana nunca se había mostrado muy fan de "perder" la tarde de esa forma, al menos, no cuando la conoció.

Tras servirse un enorme vaso de zumo, la morena se acomoda en el sofá y tras respirar pausadamente unos minutos, marca aquel número que, sin querer, ya ha había memorizado. Tiene que esperar unos segundos hasta que escucha aquella voz al otro lado.

- Hola...

"Joder, sí...", piensa al sentir como un escalofrío le recorre el cuerpo.

- Hola, ¿te pillo mal? – pregunta para asegurarse de que está todo controlado.

Confitadas | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora