Capítulo 23. Croquetas

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Madrid, 6 de enero de 2026

Un día después de la firma de discos

- Joder, voy a morirme – dice Natalia mientras pasea nerviosa por la casa, rebuscando entre los armarios – va a darme un infarto.

- ¡Dios!, ¿recuerdas todas esas veces que te he puteado porque eras un bloque de hielo con las tías a las que te tirabas? – pregunta María, que intenta seguirle el ritmo, mientras la enfoca con el móvil – pues no estaría de más que fueses un poco más esa Natalia y no esta especie de insecto palo con síndrome de abstinencia.

Aquel último comentario consigue llamar la atención de la cantante que se gira para buscar a su amiga, encontrándosela con una sonrisa en la cara.

- ¿Qué se supone que estás haciendo, colgada? – protesta la otra, alargando el brazo para intentar quitarle el teléfono.

- Un documental de National Geographic – contesta, esquivando a la morena entre risas y alejándose por el pasillo, huyendo de ella – en el capítulo de hoy, la zorra suprema sale a cazar a su presa...

- ¡Para ya! – le regaña la otra, que la persigue intentando tapar la cámara.

- Pero, ¡oh, no!, ¡¿qué está pasando?! – sigue narrando la madrileña que pone una mesa entre ellas, evitando que la otra pueda acercarse – la gran zorra se ve sorprendida por un pequeño e indefenso conejillo frente al que no le sirve ninguna de sus sucias argucias de zorra.

- ¡Ya está bien! – protesta la otra que aprovecha que la rubia había arrancado a reír para cogerla por las muñecas e inmovilizarla.

- Espera, espera – suplica la madrileña entre risas - ¿no quieres saber cómo termina la historia?

- Uffff – bufa, aflojando el agarre sobre su amiga - ¿cómo termina la historia?

- La pobre zorra se muere de hambre porque se caga de miedo y es incapaz de comerse el conejo – acaba la rubia que vuelve a estallar en carcajadas.

- Tú eres tonta, tía – protesta la otra, quitándole el teléfono y volviendo a la habitación para rebuscar en el armario.

Pasa unos minutos allí y finalmente se decide por una camisa negra de manga larga con cuello mao, a juego con unos pantalones vaqueros ceñidos del mismo color y unas botas sin demasiado tacón. Tras analizar todos los abrigos, se decide por una chupa de cuero negra, pero en el momento en el momento en el que la está descolgado de la percha escucha de nuevo a su amiga.

- Eso no, no quieres parecer la típica niñata chulita, coge la levita beige – dice, apoyándose tranquila en el quicio de la puerta.

- ¿Esto?, ¿estás segura? – pregunta, sacando la prenda del armario y poniéndosela.

- Ufff, yo te daba – contesta la otra que se acerca para colocarle bien las solapas y retocarle el tupé.

- Mari, tía, ¿seguro que voy bien con esto? – dice, mirándose en el espejo que cubre todo el frontal del armario.

- Pero, ¿a ti qué te pasa?, ¿desde cuándo te pones tú nerviosa por quedar con una tía? – protesta la otra, aunque conoce más que de sobra la respuesta.

- ... Como no aparezca hoy me voy a morir – confiesa la morena, a quien todos los demonios del pasado parecen estar sobrevolándola en ese momento.

- Oye, no puedes salir ya derrotada, ¿vale? – la anima la otra – esto no es hace seis años, Nat, y esa chavala no te miraba el otro día de la forma en la que te miraría alguien que no tiene interés en ti.

Confitadas | AlbaliaWhere stories live. Discover now