Capítulo XVIII. La memoria (segunda parte)

32 4 1
                                    

El corredor se iluminó como si alguien hubiera encendido todas las estrellas del universo a la vez. Deslumbrado, Itachi se colocó una mano frente a los ojos, en tanto que Orochimaru usaba su pantorrilla como parapeto protector.

Recobrada la visión, Itachi retrocedió un par de pasos.

Un pedazo gigantesco de oscuridad, de contornos imprecisos, ondeaba delante de él como un jirón de niebla negra. Sin ningún género de dudas, les había hablado, aunque no poseyese boca visible. Tampoco distinguió unos ojos y, sin embargo, supo que lo estaba contemplando fijamente.

—¿SABES QUIÉN SOY?

—Sí.

Agujas heladas escarbando en su columna vertebral, el vello de todo el cuerpo erizado y un puño de piedra que estrujaba sus órganos internos hasta el límite de su resistencia. Se trataba de la presencia misteriosa que había atemorizado a Sasuke la lejana noche en la que él y Naruto salieron de un prostíbulo cercano, a la caza y captura de un supuesto asesino, y los tres ninjas de la Hoja casi se encuentran. La sensación había acompañado a menudo a Itachi, en sus recorridos por La Ciudad, punzándole en la nuca en algún callejón solitario o en medio de las frondas de los bosques infernales. Automáticamente se giraba y comprobaba que al perseguidor nadie más lo perseguía, pero la inquietud persistía.

No obstante, lo que le provocaba no se asemejaba en absoluto a lo que había sentido en la negrura del túnel bajo La Torre, junto a Naruto, tras la partida de su hermano, en el momento en que ÉL los había interceptado. Entonces tiritó de frío, reconoció una existencia sin edad y sus oídos retumbaron ante la voz estentórea que interpelaba al Uzumaki y le preguntaba cómo pensaba convencerlo de que le permitiese salir tras Sasuke. Pero no se trababa de la misma sensación. El de ahora era un temor más primigenio, más instintivo, más...

—¿OS DOY MIEDO?

El sonido era escalofriante, si bien la entonación no denotaba amenaza, sino curiosidad.

—No —respondió el Uchiha—. Asesiné a mis padres y destrocé la vida de la persona que más he querido. Destruí a mi familia, a mi clan y mi honor. Temo por mi hermano, no por mí.

—A SASUKE UCHIHA NO LE RESTA MUCHO TIEMPO, AUNQUE EL KYUUBI HA CUMPLIDO SU PROMESA Y LE HA ADVERTIDO DE QUE EL TREN TODAVÍA LO ESPERA. SI LO TOMA, ME CONSTA QUE NADA LE HA DE SUCEDER, PERO SI NO...

Itachi se tensó y su mandíbula se crispó en una mueca.

—Autorizadme a traerlo de vuelta —pidió, desafiando el temblor de su voz—. No fracasaré, ni trataré de escapar. Os doy mi palabra.

—TU PRETENSIÓN DE ALTERAR EL DESTINO DE TU HERMANO ES INÚTIL. TRAS ESA PUERTA HALLARÁS UN TÚNEL, PERO COMO HA PRECISADO EL REPTIL NO HAY TREN. Y SI LO HUBIERA, TAMPOCO PODRÍAS ATRAVESAR LA SALIDA RUMBO AL MUNDO REAL SIN QUE SE TE CONSINTIESE EXPRESAMENTE.

—¡Pues hacedlo! —suplicó Itachi, con los ojos húmedos y su ansiedad acrecentándose—. Estoy dispuesto a cualquier cosa para que confiéis en mí: que me acompañen los Números, lo que sea...

—NO ES UNA CUESTIÓN DE CONFIANZA. Y AHORA, VAMOS ARRIBA. OS ESTÁN ESPERANDO.

—No.

—¿CÓMO?

—Que no iré. Me niego a moverme sin que se me revele cómo salvar a Sasuke.

—DE VERDAD NO DEPENDE DE MÍ, ITACHI. CAREZCO DE POTESTAD DE DECISIÓN. LLEVO MUCHO OBSERVÁNDOOS PORQUE ME ENTRETIENE, PERO NO PUEDO INTERFERIR. YO AQUÍ SOLO SOY EL ANFITRIÓN.

El hombre no daba crédito a sus oídos.

—¿Qué?

—AL RETIRARME, HICE DE ESTE TORREÓN NEGRO MI CASA. DESPUÉS DEL ÚLTIMO TERREMOTO, LA CUBIERTA DE "LA TORRE" QUEDÓ DAÑADA Y AHORA RESULTA QUE EN EL OJO DEL CAOS, LA PERDICIÓN Y LA OSCURIDAD ETERNA HAY GOTERAS —explicó el ser con una risita—. DE AHÍ QUE HAYAN TRASLADADO PROVISIONALMENTE SU CENTRO DE OPERACIONES AL PISO SUPERIOR DE MI HUMILDE HOGAR.

HOLLOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora